Las críticas que de forma recurrente alertan de la temporalidad en la contratación de las empresas, en esa precarización del mercado de trabajo en que se está apoyando la economía para salir de la crisis, tienen un dato más que contundente.

Durante el largo pozo de la recesión, el número de contratos formalizados a través de empresas de trabajo temporal, las conocidas ETT, se ha disparado hasta casi triplicarse. Así se desprende de los datos facilitados por el Servicio Valenciana de Empleo, el Servef, que apuntan que de los 184.971 contratos realizados en 2009, primer año de la crisis, se ha pasado a los 418.128 con que se ha cerrado este pasado 2016. En términos relativos, el peso de este tipo de contratos sobre el conjunto total ha crecido siete puntos.

Por comarcas, en Valencia, donde la presencia del sector servicios es mayor, se ha vivido un incremento más contundente de este tipo de contratos. En siete años se ha pasado de 54.802 a 128.969. El mismo fenómeno se produce en l´Alacantí, donde prácticamente se duplica, pasando de 15.319 a 29.679 contratos a través de ETT.

De hecho, el peso que tiene en la economía valenciana el sector servicios, básicamente el ligado al turismo (hostelería) y al comercio, provoca elevado grado de temporalidad en el mercado de trabajo valenciano, ya que el empleo se apoya en picos de incremento de la demanda vinculados a la estacionalidad. Estos días, precisamente, el gran comercio anuncia la creación de 13.800 empleos solo para el refuerzo de la campaña de rebajas de invierno. A ello se suma, obviamente, la agricultura. El colectivo de los collidors „en estos momentos la temporada de naranja afronta la segunda fase de la campaña de collita„ son contratados principalmente a través de empresas de trabajo temporal.

Tradicionalmente, la industria no es un sector que ha abusado de este formato de contratación. Sin embargo, durante la crisis sí ha recurrido a las ETT, con una doble escala salarial entre los trabajadores fijos y los que trabajan sin convenio. Existen ejemplos como Ford, que ha echado mano de ello para tareas logísticas.

De hecho, y según los datos comarcalizados que maneja el Servef, uno de los incrementos más potentes se ha producido en la Ribera baja, en cuya geografía se ubica Ford y muchos de sus proveedores, gran enclave industrial de la C. Valenciana. Ha pasado de ser una comarca con una temporalidad casi inapreciable (3.513) a contar con 24.872 contratos vía ETT en 2016, siete veces más.

20 millones de contratos

Por provincias, en Alicante se ha pasado de 32.120 a 63.125 contratos durante la crisis, casi el doble; en Castelló, de los 19.529 de 2009 a los 51.963 que se realizaron en 2016; y en Valencia, la mayor en términos absolutos, pasando de 133.322 contratos gestionados por ETT a 303.040.

Se trata de contratos, no de empleados. Y esa proporción también aclara la magnitud del problema. En España, durante 2016, se firmaron 20 millones de contratos, pero solo se creó medio millón de puestos de trabajo. Un reguero de 40 contratos por cada puesto de trabajo. El país de la precariedad laboral.