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Gasto

La Feria dedicó 6 millones para gastos de representación de sus altos directivos

La institución envió cada lunes durante varios meses de 2005 y 2006 un ramo de margaritas que costaba 18 euros cada uno - Para el Encuentro de las Familias celebrado aquel año en Valencia la entidad pagó más de 1.500 euros en taxis

La Feria dedicó 6 millones para gastos de representación de sus altos directivos

La vida de los principales dirigentes de Feria Valencia durante la mayor parte de los catorce años como presidente de Alberto Catalá fue un festival continuo de viajes al extranjero a todo tren, restaurantes casi a diario durante sus estancias en Valencia y gastos de lo más extravagantes. Aquel ritmo de vida se tradujo para la institución en un coste cercano a los seis millones de euros solo en gastos de representación. En concreto, 5.968.241 euros. La documentación remitida a las Corts Valencianes, que la semana que viene pone en marcha la comisión de investigación para esclarecer los sobrecostes en las obras de ampliación y el despilfarro que caracterizó la gestión de aquellos tiempos, tal como afirmó el fiscal anticorrupción tras archivar la causa el pasado diciembre, incluye una detallada relación „con más de 17.000 entradas„ del dinero gastado por los principales dirigentes ferial con cargo a la partida para representación que ellos mismos se atribuían con la aprobación del comité ejecutivo.

Personajes

Cuatro son las personas que, básicamente, generaron esos gastos. Se trata de Catalá, los exdirectores generales Belén Juste y Carlos de Vargas, y, de manera especial, el exsecretario general, Enrique Calomarde, quien desempeñó en parte de los doce años que estuvo en la entidad la misión de dirigir la internacionalización de Feria Valencia. Con este propósito, tanto él como Juste y Catalá, se recorrieron el mundo, en especial Sudamérica, donde el expresidente ferial llegó a cargar un vuelo a Colombia, donde abrió una sucursal, junto al director comercial de su empresa, tal como publicó este diario en 2011. Cualquier gasto debía ser reembolsado. De hecho, Catalá reclamó recibos de 60 céntimos.

Son innumerables los viajes abonados a través de los gastos de representación. Por ejemplo, en julio de 2005, Catalá, Juste y Calomarde visitaron Costa Rica, donde trataron, finalmente sin éxito, de que Feria Valencia asesora en la creación de un recinto de certámenes comerciales en San José. El vuelo y cuatro noches de hotel costaron a cada uno de ellos 5.244 euros. Fueron 15.732 euros a los que hay que sumar 456 por el alquiler de un coche y los traslados al aeropuerto. En mayo del año siguiente, Catalá y Juste fueron a México, con un coste de 6.173 euros cada uno de ellos. Ambos directivos, a los que entonces unía una estrecha relación, visitaron entre el 24 y el 30 de enero de 2006 Nueva York con un coste de 5.480 euros (el presidente) y 4.584 (la directora general). En total, algo más de 10.000 euros, con el hotel incluido. En octubre de 2005, los dos fueron a los Emiratos Árabes Unidos por 9.276 euros en cada caso. En total, 18.552.

Uno de los gastos más sorprendentes consignados en la mencionada documentación, por la singularidad del producto y la reiteración en el tiempo, es un ramo de margaritas que costaba 18 euros más el 7 % de IVA. Todos los lunes de los meses de septiembre, octubre, noviembre y diciembre de 2005 la Feria abonaba uno. En los meses de febrero, marzo, abril, mayo, junio y julio de 2006, los envíos se hicieron quincenales. A principios de agosto hubo otro. No consta quién los encargaba en concreto ni quién era el destinatario (o destinataria).

No fueron los únicos gastos digamos sorprendentes. En febrero de 2002, la feria hizo un donativo de mil euros a la Casa Cuna Santa Isabel. Durante el V Encuentro Mundial de las Familias que se celebró en Valencia en julio de 2006, con presencia de Benedicto XVI, la institución pagó 1.512 euros en servicios de taxi-turismo, así como 77,78 euros en bocadillos, refrescos, cervezas y donuts de chocolate. No menos llamativas son las compras efectuadas en una tienda de muebles de lujo y decoración en la localidad vasca de Andoain. Una factura asciende a 8.356 euros y otra, a 966. Se compraron con ese dinero, entre otras cosas, 31 lupas, 4 tarros de farmacia, 1 jarrón de cristal por 207 euros y una compotera por 173.

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