Se respiraba un cierto aire de euforia ayer en las instalaciones de Feria Valencia. Con el habitual paseíllo de autoridades políticas de ahora y de antes „como el expresidente de la Generalitat, el senador castellonense Alberto Fabra, y su sucesor, Ximo Puig„ el certamen de la cerámica Cevisama abrió ayer sus puertas en un clima de optimismo. El presidente del comité organizador, Manuel Rubert, no tuvo dudas en calificar al certamen de este año como el «mejor» desde la edición de 2008, el primer ejercicio de la crisis económica. Cevisama 2017 ocupa más de 110.000 metros cuadrados, donde exponen 721 firmas, casi un tercio de las cuales procede del extranjero. Lleno en los ocho pabellones feriales.

Este año, la feria del mueble no se ha celebrado junto a Cevisama, en principio porque ese evento prefiere ubicarse en septiembre, pero Rubert aplaudió el cambio, porque refleja una mejoría en esa actividad y porque el evento de la cerámica «necesitaba más espacio», en especial de cara a 2018, cuando expone también el subsector de la maquinaria y se prevé que Cevisama siga creciendo.

Y es que, como explicó Rubert, los azulejeros están volcados en la exportación por la contracción del mercado nacional fruto de la parálisis en el sector inmobiliario. Tan es así que las ventas al exterior equivalen al 85 % de la facturación y las españolas solo un 15 %, cuando antes de la crisis la relación era 60 %/40 %. Pero ello quiere decir que el mercado nacional tiene muchas posibilidades de progresar, lo que supone una gran noticia para los empresarios ceramistas. El presidente de Cevisama cree factible que la construcción vuelva a edificar 300.000 viviendas al año. Asimismo, Rubert detecta una expansión en el subsector hotelero, tanto en construcción como reforma, y en la rehabilitación de viviendas.

Así que las expectativas son buenas y, además, por lo que afirmó ayer, dos de los principales peligros que se ciernen sobre la economía „las políticas de Donald Trump y el brexit„ no preocupan en exceso a los azulejeros. Rubert explicó que los empresarios ceramistas están alerta ante las políticas que adopte el presidente de Estados Unidos, pero no espera perder ventas en el país, así como tampoco en Reino Unido, tras el Brexit, al tratare de un producto «de nivel». Rubert afirmó que es posible que EE UU suba los aranceles, pero ese incremento también lo sufrirá el principal competidor del sector azulejero, Italia, por lo que no cree que España se vea especialmente perjudicada en este sentido. Desde luego, «los clientes no están preocupados». De la misma manera, el brexit no se va a traducir en una reducción de las ventas del sector español, aunque quizá se estabilicen, ya que el producto cerámico es «de nivel» y las grandes cadenas de distribuidores «no lo van a notar».

Tras visitar algunos stands, como el de Pamesa, el presidente de la Generalitat contribuyó al optimismo reinante al afirmar que «Cevisama representa el cambio de clima favorable a la economía». Ximo Puig añadió que, aunque «queda muchísimo camino para recorrer, la Comunitat Valenciana es la que más creció el año pasado, casi un 4 %, y está en estos momentos tirando de la economía» a pesar de un problema «gravísimo» como es el desempleo. No obstante, señaló que en 2016 más de 500 personas han empezado a trabajar en el sector cerámico de nuevo y se prevé que este año se incorporen otros 700.

Por otro lado, el presidente de Cevisama afirmó, respecto a los mercados prioritarios, que el sector siempre tiene la ilusión de recuperar el ruso, que sigue «bajo», pero la feria está centrada en Europa como mercado natural y en el que se da más significativamente la competencia italiana. «Estamos apostando por el inglés, el francés y el alemán», aseguró, para agregar que también se quiere aumentar la presencia en EE UU y Canadá.