La reforTe decían, aquel lejano lunes de 2009: "No hombre no, que no hay peligro...que mi padre también ha comprado. Un secreto: que hasta hemos comprado algunos de la sucursal..."

Y te ibas a casa todo feliz hasta emocionado a contárselo a tu mujer: "Que sí Carmen, que sí...que me lo ha garantizado el director del banco en persona."

Producto seguro, seguro, como un plazo fijo, vamos pero con alta rentabilidad. Un chollo, claro. Y lamentabas todos esos años en que habías estado perdiendo dinero con tu familiar plazo fijo o con tu entrañable cartilla de ahorros. Y acababas agradeciendo que estos hachas del POPULAR se hubieran, por fin, fijado en ti.

Después, es cierto, parecía que los cupones ya no eran los de antes. Como si este banco tan tradicional e importante, todo un clásico español, estuviera perdiendo fuelle. Pero, como casi siempre, lo peor estaba por llegar... Cuando aquel viernes de infausto recuerdo te acercaste a tu sucursal de toda la vida y para tu sorpresa y gran disgusto te enteraste que aquel plazo fijo garantizado se había, como por arte de magia, volatilizado en acciones. "No ocurre nada, hombre...Nada.... ahora eres accionista...y no de cualquier Banco eh!...accionista del POPULAR!...nada menos... quien te lo iba a decir a ti, Vicente, que al final ibas a ser todo un accionista del POPULAR..." Y te asustabas: "Pero yo quiero mi plazo fijo, hombre, que eso de ser accionista está muy bien, pero como se lo explico esto yo ahora a Carmen..."

....Y te fuiste acongojado a explicárselo a tu Carmen. Pero Carmen no lo entendió. Que lo va a entender...Y al principio, rabiosa, impotente, hasta te echaba la culpa. Y luego las noches sin dormir. Y las noticias cada día más inquietantes sobre el Banco Popular del que eras todo un señor accionista. Hasta que una triste mañana de invierno al fin supiste toda la verdad: que tus ahorros al parecer, y por unas inexplicables razones, se habían evaporado y raudos volaban como globos azules hacia la Vía Láctea....

Pero cuando parecía que todo estaba perdido, como tantas veces ocurre en las películas, llegó hasta tus manos un milagro: el periódico caliente de la mañana, tu diario Levante-EMV decía que los jueces, como por arte de magia, estaban volviendo a materializar los ahorros de los españoles. Si, que los estaban trayendo de la estratosfera adonde los había mandado, según decían los sabios del Banco, los mercados.

Y no sólo eso, sino que además una vez traídos, dejaban de ser acciones y volvían a ser dinero y plazos fijos y libretas de ahorro, con su fundita de plástico y todo. Y Carmen y Vicente otra vez volvieron a ser felices... (y como acababa esto... Sí, hombre, sí...) Y comieron perdices...