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Patronal autonómica

Dos palacios para una patronal

La nueva organización autonómica, la CEV, aún no ha decidido qué hará con el edificio que cedió temporalmente a la Cierval

Dos palacios para una patronal

La patronal autonómica Cierval ha dado ya el paso formal que la conducirá a la liquidación. Algo más de un mes ha tardado en reunir la documentación necesaria para presentar ante el juez el concurso de acreedores en la modalidad de liquidación. Las fuentes consultadas aseguraron ayer que la organización está ahora a la espera de que el juez acepte el concurso y, a continuación, nombre al administrador que se hará cargo del proceso que pondrá punto y final a casi cuatro décadas de trayectoria. Será en ese momento cuando su todavía presidente, José Vicente González, dimita del cargo.

Las deudas de las provinciales de Alicante (Coepa) y Castelló (CEC) han sido, como es conocido, una losa para la organización. La valenciana CEV ya se ha constituido como su sucesora en la representación autonómica y se halla en pleno proceso de captación de federaciones y empresas alicantinas y castellonenses para legitimarse como la nueva patronal de la Comunitat Valenciana.

Una de las incógnitas aún no resueltas por la confederación que preside Salvador Navarro es qué misión reservará al edificio que todavía alberga a la Cierval en la calle Hernán Cortés de València. Este inmueble señorial construido en la primera década del siglo XX es propiedad de la CEV, después de que la patronal española CEOE se lo cediera tras el reparto efectuado por Patrimonio del Estado a las organizaciones empresariales y sindicales. Hace una década, CEV y Cierval suscribieron un acuerdo para la cesión temporal del edificio de casi 1.200 metros cuadrados de superficie distribuidos entre una planta baja y tres superiores.

El convenio, según confirmaron ayer fuentes de la CEV, conllevaba que Cierval se haría cargo de la reforma del inmueble, para lo cual recibió unos dos millones de euros en subvenciones de la Generalitat, aunque la propiedad del mismo continuaba en la CEV y su uso revertía de nuevo en la provincial en el supuesto de liquidación de la autonómica, tal como va a suceder finalmente.

La cesión se había acordado en 1999, cuando se aprobó una reforma estatutaria de Cierval que eliminó las presidencias y sedes rotatorias por provincias, creó la figura de un secretario general permanente y acomodó la asamblea al peso real de cada provincia -antes se repartía al 33 %- de tal forma que Valencia ganó vocalías y Castelló las perdió. Ahora que la CEV sucede a Cierval como autonómica va a tener que decidir qué usos otorga a ese inmueble y cuáles al que alberga su sede, ubicado en un palacete en la plaza del Conde de Carlet que había pertenecido a la familia del expresidente de la organización, José María Jiménez de Laiglesia, y que también le fue cedido por Patrimonio del Estado, motivo por el que no puede ser vendido ni alquilado. Allí se trasladó a mediados de los años noventa del siglo pasado tras una costosa reforma que devolvió el esplendor a algunas zonas nobles del edificio y modernizó las restantes. Este inmueble se encuentra en pleno centro histórico de la ciudad, entre calles de difícil acceso y tiene un déficit de salas de reuniones, a diferencia del de Hernán Cortés, donde ya solo trabaja una docena de personas a la espera del despido. Uno de los dos edificios podría ser reconvertido para acoger a asociaciones y federaciones que en estos momentos tienen alquilados locales en diversos inmuebles de la ciudad. La CEV tiene otro edificio, en la calle Músico Peydró, actualmente alquilado, que fue su primera sede.

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