Mucho antes de que el FROB anunciara a mediados de mes que la opción de futuro de BMN pasaba por su absorción por parte de Bankia -el fondo público tiene el 65 % en ambas entidades-, los dirigentes del banco con sede en València, con su presidente, José Ignacio Goirigolzarri, a la cabeza habían bendecido la operación. Tenía sentido industrial por la complementariedad de las redes de oficinas y áreas de negocio. Lo que faltaba era encontrarle la racionalidad financiera, especialmente para no perjudicar a los accionistas minoritarios de Bankia.

Las dos entidades ya han iniciado los pasos para analizar sus respectivos balances y fijar en consonancia el precio de la operación. En realidad, es Bankia la que debe ser más puntillosa en la valoración por ser la entidad absorbente, es decir, la que tenga que digerir lo que se coma, y porque no está impelida a formalizar la operación, más allá de la voluntad de su accionista mayoritario, que sí debe vender BMN este año.

El Banco Mare Nostrum (BMN) , fruto de la fusión de las cajas de Murcia, Granada y la balear Sa Nostra, se ha presentado al inicio de la negociación con unos números inquietantes. El mismo día que Bankia celebraba -el pasado viernes- en València su junta de accionistas, hizo públicos sus resultados de 2016: unas pérdidas de 39 millones de euros. En el mundo financiero no hay coincidencia sobre el origen de esos números rojos. Hay quien apunta que el FROB ha aflorado esas pérdidas, como consecuencia de saneamientos adicionales, para preparar a la entidad de cara a la fusión. Otras fuentes aseguran que el citado banco tiene comprometidos unos 100 millones por las cláusulas suelo y que ahí radica la explicación.

Sin embargo, la cuestión clave se encuentra en los diferentes niveles de saneamiento y capital que presentan los dos bancos. Un reciente informe de Citi cifraba en unos 700 millones de euros el «agujero» a cubrir en BMN. La cantidad podría ser superior. Por ejemplo, el Banco Mare Nostrum tiene 2.439 millones de euros en crédito moroso. Dado que su cobertura es del 40,5 %, muy por debajo del 55 % que tiene Bankia, será necesario hacer dotaciones por valor de 366 millones para equiparar a ambas entidades. La insuficiencia de capital podría superar los 400 millones.

Goirigolzarri defiende que estos costes no deben acabar prejudicando a los minoritarios de Bankia. Los ajustes en plantilla y oficinas y la generación de negocio que implicará la operación cubrirán parte de los costes, pero la clave está en comprar BMN por debajo de valor en libros para compensar el citado «agujero». Ese es el arduo trabajo de los próximos dos meses. El FROB tiene la mayoría y, dado que dispone de un porcentaje casi idéntido en los dos bancos, la operación, en principio, le viene bien de cualquier modo, pero no se puede arriesgar a que el consejo de Bankia, con ocho de sus once consejeros independientes, se oponga si los números no son consistentes. En medios financieros se considera que tal caso sería una enorme sorpresa después de los más de 1.600 millones de fondos públicos empleados en su rescate y de la tutela en la gestión por parte del FROB. Claro que cosas más raras se han visto en los últimos años en la banca española.