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El número de valencianos que utiliza banca «on line» se duplica desde la crisis

Los municipios de la C. Valenciana donde la única oficina que queda pertenece a una cooperativa de crédito han aumentado de 63 a 97 desde 2008

Como tantos otros sectores, la banca ha sufrido la crisis en una doble vertiente: la de la propia Gran Recesión, en cuyo origen fue un actor principal, y la de la proliferación de la tecnología digital, que está transformando la relación entre entidades y clientes e introduciendo nuevos operadores en el mercado y a la que ha tenido que adaptarse a marchas forzadas. Bancos, cajas de ahorros y cooperativas de crédito han atravesado unos años, entre 2008 y 2015, de una severa reconversión interna que las ha obligado a reducir tamaño físico -léase redes de oficinas y plantillas- a la par que engordaban sus balances por las concentraciones. En otro contexto, la ciudadanía habría padecido un efecto colateral: el de exclusión financiera. Sin embargo, el «importante aumento del grado de penetración» de la banca «on line» ha permitido «contrarrestar» las consecuencias del «intenso» cierre de sucursales registrado en España desde 2008, según asegura el director adjunto del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), Joaquín Maudos, en un artículo sobre «El acceso a los servicios bancarios en España: el impacto de la reducción del número de oficinas».

El documento está integrado en el último número de «Mediterráneo Económico», una publicación del Grupo Cooperativo Cajamar dedicado en esta ocasión al «Futuro del sector bancario español tras la reestructuración» que ha sido coordinado por el propio Maudos y que será presentado hoy en València. En dicho informe se revela que la población valenciana de entre 16 y 74 años que utiliza la banca «on line» se ha duplicado entre 2008 y 2015. Los datos de la autonomía son muy similares a los de la media de España, donde en ese período se ha pasado del 19 % al 39,4 % del total. A pesar de este avance, la Comunitat Valenciana sigue lejos de Cataluña, que lidera el escalafón con un 49 %. Muy por detrás queda Murcia, con un 29,5 %. Maudos precisa que el grado de penetración «es menor en aquellos segmentos de población de edad más avanzada, con menores niveles de estudio y con niveles de renta más reducidos, que en muchas ocasiones tienen más peso en los municipios más pequeños».

La proliferación de la banca digital, como ha quedado dicho, ha minimizado el impacto del cierre de oficinas, que en Valencia se acerca al 40% de la capacidad instalada en 2008. Desde entonces, 63 pueblos y 34.689 ciudadanos de la autonomía se han quedado sin acceso directo a una sucursal, con lo que en la actualidad el 30,3 % de municipios (164 de 542) y el 1,2 % de la población (60.303 de 4.980.689 personas) incurren en exclusión financiera si no pueden (o saben) acceder a su banco a través de internet.

El informe también pone de manifiesto que el repliegue físico ha sido desigual según el tipo de entidad bancaria. Así, el número de poblaciones de la Comunitat Valenciana donde la única oficina era de una cooperativa ha subido entre 2008 y 2015 de 63 a 97 -y de 43.141 a 106.370 el de población atendida-, mientras que en el caso de las cajas de ahorros (teniendo en cuenta que Bancaja y la CAM acabaron en Bankia y el Banco Sabadell) ha bajado de 50 a 13 (de 46.211 a 28.744) y en el de los bancos ha subido de 1 a 16 en localidades (y de 1.018 a 26.751 en población).

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