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Inmobiliaria

Diez años del 'esclafit' de Astroc

Hoy se cumple una década del hundimiento bursátil de la inmobiliaria valenciana de Bañuelos, primera señal de la crisis

Enrique Bañuelos en una rueda de prensa en abril de 2007 en plena caída libre de Astroc. reuters

Fue un miércoles y de aquel día se cumplen hoy diez años. La fulgurante carrera bursátil protagonizada por la inmobiliaria Astroc, propiedad del empresario saguntino Enrique Bañuelos, se frenó en seco el 18 de abril de 2007 cuando se desplomó un 43 % de un tacada. Entonces casi nadie barruntaba la que se venía encima de la economía mundial, pero, visto con perspectiva, la caída de Astroc fue la primera señal en España de la Gran Recesión que se manifestó con toda su crudeza en septiembre de 2008 con la quiebra de Lehman Brothers.

Astroc debutó en Bolsa a finales de mayo de 2006 a 6,4 euros por acción, después de que Bañuelos fusionara en esa compañía todas las empresas constructoras y promotoras que había ido creando en los años anteriores, a lo largo de los cuales llegó a convertirse en uno de los empresarios más destacados del Camp de Morvedre. Consiguió atraer a inversores de gran renombre, como Amacio Ortega (Inditex), el grupo Rayet de Félix Abánedes (actual presidente de Quabit, la heredera de Astroc), Carmen Godia (Abertis) o Caixa Galicia. En pocos meses, los títulos llegaron a revalorizarse un 1.000 %, hasta alcanzar el tope de los 72,6 euros en febrero de 2007. Bañuelos se convirtió en el empresario de moda, en especial después de que la revista Forbes lo incluyera entre los cien hombres más ricos del mundo al figurar en su lista de 2007 en el puesto 95 con 7.700 millones de euros.

Poco después de alcanzar su máximo, Astroc ya dio un primer aviso al perder entre el 27 de febrero y el 2 de marzo cerca de un 40 % de su valor, pero el 18 de abril marcó el principio del fin de su aventura y, de paso, el punto de partida de la crisis inmobiliaria que se llevó por delante a tantas otras de sus competidoras. Ese día, un diario económico publicó posibles trabas legales para el desarrollo de algunos planes urbanísticos impulsados por Astroc en la Comunitat Valenciana y desveló cómo la auditoría de la empresa ponía de manifiesto que buena parte del beneficio de la compañía era producto de operaciones de compra y venta de inmuebles entre la inmobiliaria y CV Capital, la sociedad patrimonial de Bañuelos.

El pánico cundió entre los inversores y los títulos de la compañía se depreciaron en un solo día de 45,5 a 25,98 euros. En aquella jornada, Bañuelos perdió 1.300 millones de euros de su fortuna. Pero no fue el susto de un día. El 23 de abril volvió a hundirse. Concretamente, un 37 %. Sus acciones ya solo valían 17,62 euros. Y siguieron en la pendiente. A mediados de julio, cuando Bañuelos presentó su dimisión como presidente de Astroc, los títulos habían caído a 9 euros. Aquel 2007 se saldó con unas pérdidas superiores a 255 millones de euros. En marzo de 2008, ya con la participación del fundador diluida, se transformó en Afirma, como resultante de la fusión de Astroc, Landscape (inmobiliaria del Sabadell), Rayet Inmobilaria y otras compañías. Luego se reconvertiría en Quabit. Siempre huyendo de una marca asociada a lo peor de la burbuja inmobiliaria.

Astroc fue la primera, pero abrió el camino que seguiría la mayoría de las empresas españolas del sector en cuanto se hizo realidad en España la Gran Recesión, que había asomado la cresta en el verano de 2007 con el escándalo de las hipotecas basura en Estados Unidos. En octubre de ese año entró en concurso la valenciana Llanera. En julio de 2008, Martinsa-Fadesa presentó la mayor suspensión de pagos de la historia de España. En diciembre, la banca acreedora tomó el control de otra de las grandes compañías -Colonial- como le sucedió después a Metrovacesa, Hábitat y tantos otros emblemas del sector.

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