Solo el 8 % de las empresas valencianas está regido por directivos, un porcentaje inferior al 11,5 % de la media española y situado a una distancia sideral de Madrid, donde este colectivo acapara el 25,1 %. Son datos contenidos en «La competitividad de las regiones españolas ante la economía del conocimiento», un libro editado por la Fundación BBVA y dirigido por Ernest Reig, catedrático de Economía Aplicada de la Universitat de València e investigador del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie). El texto detalla también que la Comunitat Valenciana es la autonomía, tras Murcia, con un mayor porcentaje de empresarios con asalariados -el 31,3 % del total, frente al 26,5 % del conjunto de España-, mientras que los patronos sin trabajadores, es decir, los autónomos, representan el 60,7 % del total.

Con datos del INE relativos a 2015, uno de los apartados de la publicación valora la distribución de los empresarios y directivos por tipos. El análisis parte de una premisa obvia: «El perfil de las personas de las que depende la gestión, es decir, el nivel de formación y competencia de los equipos directivos, repercute directamente en la evolución de las empresas». Y expone una conclusión inquietante vistos los datos: «Los directivos presentan una cualificación superior a los empresarios». Así, el 79,9 % de los ejecutivos de la Comunitat Valenciana tiene estudios superiores, dos puntos por debajo de la media nacional y casi quince menos que La Rioja, que encabeza este escalafón, mientras que los patronos con formación cualificada solo llegan al 32,9 % del total, frente al 35,6 % de España y el 50,1 % de Madrid.

El estudio asegura que «el bajo perfil formativo de muchos empresarios debilita los modelos de gestión y dificulta la supervivencia de las empresas, orientándolas, en mayor medida, a actividades con escaso contenido tecnológico y bajo valor añadido».

El texto añade que, «aunque las mejoras en este terreno desde mediados de los noventa han sido evidentes, aún estamos en desventaja con otras economías europeas, donde la proporción de directivos con estudios superiores supera la habitual en España». A pesar de esto, el informe rompe una lanza en favor de los empresarios y opina que tener esta condición «frente a ser directivo puede tener ventajas en muchos aspectos del liderazgo en la empresa más vinculados a la capacidad de generar iniciativas, asumir riesgos, reemprender tras un fracaso o contagiar cultura de responsabilidad, entre otros».