«En esta reunión creamos historia y a partir de ahora estaremos más unidas para pelear y que nadie nos avasalle». Esta declaración de intenciones, continuada con un sonoro aplauso, se efectuó ayer durante la primera reunión estatal de mujeres estibadoras que tuvo lugar en el local de la Marítima Terrestre de València. La ciudad del Túria no fue elegida por casualidad, no en vano, en ella trabajan el 82% de todas las estibadoras de España desde que se contratara a la primera, oficialmente, en 1997.

La trayectoria de las mujeres en este sector, tradicionalmente dominado por hombres, es corta, sí, pero también intensa. Ellas, como quedó ayer patente en la reunión y en el manifiesto que se leyó durante la misma, se sienten integradas y respaldadas por sus compañeros, pero no tanto por otros ambitos sociales y, sobre todo, políticos: «El conflicto con el Gobierno nos une y nos ha visibilizado. Era algo que merecíamos y tenía que pasar», comentaban durante el acto al que asistieron unas 50 trabajadoras procedentes de distintos puertos españoles como el de Bibao, Barcelona, Málaga o Las Palmas.

Ellas quisieron negar las acusaciones de que sea «un colectivo machista donde las mujeres no tenemos cabida». Y aseguran que están «perfectamente integradas en un colectivo heterogéneo, bien avenido y solidario» donde se sienten «parte de esta gran familia de pleno derecho, respetadas igual que cualquier otro miembro».

«Algeciras fue un caso puntual»

La polémica viene, sobre todo, a raíz de una petición de ingreso en el puerto de Algeciras por algunas mujeres que no se logró llevar a cabo. Pero desde la Coordinadora Estatal de Trabajadores del Mar (CETM) explicaban ayer a Levante-EMV que «los últimos ingresos allí fueron en 2013 y las mujeres solicitaron entrar en 2014. No obstante, desde entonces no ha habido incorporaciones, pero sí podrán entrar, con las mismas reglas y pruebas que los hombres, cuando salga la próxima convocatoria».

Desde la coordinadora se incide en que están «comprometidos con los derechos de las mujeres», y explican que no se plantean una «atención especial hacia ellas porque las consideramos uno más. Aquí trabajan en las mismas condiciones y tienen los mismos sueldos, cosa que, desgraciadamente, no pasa en otros sectores». El acto de ayer también servía para poner presión al gobierno de Mariano Rajoy para que apruebe una reforma de la ley más justa y efectiva. Ellas decían que «el intento de exclusión lo hemos detectado desde el Gobierno, cuando trata de hacernos invisibles. Pero no lo lograrán, somos mujeres, estibadoras, y contamos con el apoyo de nuestros compañeros», aseguraban.

La reforma fue tumbada el pasado 16 de marzo por el pleno del Congreso después de ser aprobada en el Consejo de Ministros. No obstante, los partidos de la oposición consideraron que se había creado sin llegar a un acuerdo entre la patronal y los sindicatos, algo que confirman desde la CETM, y que esperan que se solucione: «No puede ser que el Gobierno diga que hay que cambiar la ley para no recibir una sanción desde Europa, pero que después no se mueva para lograr una modificación de ley pactada, que salga aprobada por unanimidad en el Congreso de los Diputados».