Las aguas del comercio vuelven a agitarse en València. Pero el movimiento en esta ocasión, más que de crispación, es de propósito de consenso. Hartos de esperar una solución a la disputa de la apertura en domingos y festivos que tiene bloqueado al sector desde hace ya cuatro años, los empresarios de todos los formatos (grandes superficies, pequeño comercio y supermercados) están manteniendo encuentros privados con el objetivo de alcanzar un principio de acuerdo al margen de los políticos.
Según insisten, no se trata de «cerrar nada a espaldas de nadie», sino de avanzar en una búsqueda de consenso que la Conselleria de Economía no ha conseguido dos años después de anunciar su intención de frenar el avance de la libertad horaria.
Desde que hace ya cinco meses el conseller Climent propuso volver a sentar en una mesa a todo el sector para buscar una solución definitiva al debate de los horarios, los avances son prácticamente inexistentes, más allá del intercambio de algunos informes en una primera reunión con el director general de Comercio, Natxo Costa. Una mesa con quince portavoces y todos los sectores (empresas, sindicatos, consumidores y políticos) se ha mostrado, por ahora, inoperante.
La solución, ciertamente, es compleja. Colisionan los intereses de las grandes superficies, que en València capital puede abrir todos los días del año, con los del pequeño comercio, que lucha por reducir la libre apertura. Además, cada localidad y provincia tienen sus propias particularidades comerciales y turísticas, y para mayor arbitrariedad el actual marco legal deja la apertura municipal a la elección de cada municipio, generando agravios comparativos entre ciudades colindantes. Pasa con claridad en el área metropolitana de València, donde Ikea (Alfafar), Gran Túria (Xirivella) y MN4 (Aldaia) no pueden abrir pese a que a pocos kilómetros, los centros comerciales de València sí lo hacen cada domingo.
En este complejo escenario, la parte empresarial en conflicto está manteniendo encuentros privados con vistas a alcanzar una primera propuesta que facilite un consenso entre todo el sector. La asociación de grandes superficies (Anged), la de supermercados (Asucova) y las organizaciones de comerciantes Cecoval y Covaco buscan acercar posturas aunque reconocen que el acuerdo está «muy verde».
En todo caso, la filosofía de las negociaciones es la de encontrar una solución que englobe a toda la Comunitat Valenciana. Y se deslizan objetivos ambiciosos, como llevar a las Corts un cambio del decreto de horarios comerciales para que no dependa de cada municipio la decisión de ser o no zona de gran afluencia turística.
Respetando escenarios como el de València como capital turística, y donde el sector ya fue capaz hace un año de acordar una reducción de las zonas que pueden abrir en festivos, la idea es que en el resto del territorio se igualen los periodos de apertura. «Tenemos que dar certidumbre al consumidor», señalan.
Desde que en 2013, en aplicación de la norma estatal, el Ayuntamiento de València comenzara a declarar zonas de gran afluencia turística, el sector está en pie de guerra. Y tras la entrada de Compromís en el consistorio y en la Conselleria de Economía en 2015, las autoridades han fracasado dos veces en el intento de poner coto a la apertura en festivos. Primero, fue la la Abogacía la que obligó a rectificar, por defecto de forma, la reducción de cinco a solo dos las áreas de la ciudad que pueden abrir por ser consideradas turísticas.
Tras el fiasco, la conselleria puso en marcha un procedimiento jurídico-administrativo para tratar de declarar nulas todas las zonas de gran afluencia de la C. Valenciana declaradas en época del PP, pero el Consell Jurídic Consultiu volvió a tumbarlo el pasado noviembre.
