Leo Harlem, el campeón de motociclismo Champi Herreros sy su equipo de motociclismo femenino lograron sacar ayer muchas sonrisas en la planta de Lafarge en Sagunt, dentro del acto central que celebró la fábrica con motivo de sus jornadas de Seguridad. Sin embargo, empleados de la compañía reconocieron a Levante-EMV que esa imagen distaba mucho del pesimismo reinante en la factoría, al ver que diciembre de 2016 se acerca y el pleno del Consell sigue sin dar luz verde a que la compañía prorrogue en la ciudad la explotación de la cantera del Salt del Llop y así garantice la continuidad de la actividad a partir de 2017.

Esa incertidumbre ya ha tenido su traducción en el día a día de la planta en forma de jubilaciones anticipadas que han dejado vacíos este año una docena de puestos de trabajo, según fuentes del comité de empresa, lo que deja la plantilla en un centenar de personas.

La medida se adoptó después de que ya el año pasado se viviera un fuerte varapalo, con la pérdida de 4 millones en inversiones para hacer cemento blanco y de otras tantas para hacer cemento gris, siempre según los datos del comité. Las dudas sobre el futuro en Sagunt también fueron decisivas, en opinión de los trabajadores, para que la multinacional desviara la producción del cemento 3BS a la planta que la compañía posee en Almería. Se trataba de un producto de calidad que llevaba años fabricando en exclusiva en España la factoría saguntina y del que producía entre 8.000 y 12.000 toneladas al mes, que exportaba a Argelia, lo que suponía un motor en la ciudad por el trabajo generado a nivel de transporte, tráfico de buques en el puerto marítimo de Sagunt y salarios de estibadores.

«Estamos preocupados a la espera de lo que decida el Consell», decía un miembros del comité. «No estamos haciendo ruido, pero no significa que no lo vayamos a hacer. Aquí está pasando lo mismo que ocurrió en Bosal, que el grupo está deslocalizando la producción entre sus otras plantas en España. Esperemos que no acabe cerrando como pasó en Bosal», añadía otro.

Esta tensión, según otros trabajadores, también la viven los empleados de muchas subcontratas que trabajan para Lafarge en Sagunt y que, según sus cálculos, suman otro centenar de personas. A eso suman otros 300 empleos «que dependen de forma indirecta de la fábrica» en el puerto y otras empresas, afirman. Por ello, esperan que el Consell se pronuncie pronto y dé vía libre a prolongar la cantera saguntina, pese a la oposición de los vecinos de la zona y de parte del gobierno local; un asunto espinoso que ayer, aunque sólo por unas horas, se dejó aparcado en un acto donde se insistía en la importancia de la seguridad en la fábrica y se recalcaban los 204 días sin accidentes con baja ante políticos y empresarios entre los que sólo se vio al socialista Miguel Chover como miembro del gobierno local.