Los precios que se están ofreciendo a los agricultores de la huerta valenciana por sus cosechas de cebolla y patata han experimentado tal hundimiento generalizado que no sirven ni siquiera para cubrir gastos de recogida o transporte.

En el caso de la cebolla, aunque las cotizaciones en origen empezaron rondando los 0,20 euros por kilo -una cifra que permitía al menos recuperar la inversión realizada para la preparación del terreno, la siembra y el cuidado de las plantas- la tendencia ha ido descendiendo hasta los actuales e irrisorios 0,07 ?/kg, según AVA-Asaja. El principal motivo que hay detrás de la parálisis del mercado y la escasa demanda de cebolla local es la entrada de importaciones masivas procedentes de lugares tan remotos como Perú, Chile, Egipto, Chipre o Israel, puesto que las grandes distribuidoras europeas utilizan esta abundante oferta como pretexto para empujar los precios a la baja. La coyuntura comercial de la patata no resulta más favorable. Las importaciones, esta vez de origen francés, han inundado los lineales de los supermercados hasta tal punto que no dejan apenas hueco para la producción valenciana. El presidente de AVA-Asaja, Cristóbal Aguado, denuncia que «la falta de transparencia en los mercados, la connivencia con los abusos de la gran distribución y la ausencia de seguro de rentas».