La declaración del exconsejero delegado del Banco de Valencia, Domingo Parra, puso ayer a los pies de los caballos al expresidente de la entidad, José Luis Olivas. El también ex máximo responsable de la Generalitat y de Bancaja había asegurado ante el juez que instruye el caso Banco de Valencia que ni él ni el consejo de administración tuvieron en ningún momento conocimiento de la grave situación que condujo a la intervención de la entidad por parte del Estado en noviembre de 2011. Ante el magistrado Santiago Pedraz, aseguró que el único que tenía información sobre el agujero que acabó hundiendo a la histórica entidad y también el único que se relacionaba con los inspectores del Banco de España que apremiaban a la entidad a tomar medidas era el consejero delegado.

Pues bien, este último, Domingo Parra para ser más exactos, aseguró ayer a preguntas de la fiscalía y de su abogado -no contestó a los letrados de la acusación particular liderados por Diego Muñoz Cobo en representación de Apabankval- que él personalmente informó en todo momento a Olivas y al consejo de administración, del que formaba parte, de las inspecciones del Banco de España. En este sentido, apuntó que se constituyó un equipo directivo integrado, entre otros, por los responsables de riesgo y de negocio y el interventor, para tratar con los inspectores del supervisor. Y añadió que comunicó todos los movimientos que se producían a Olivas y al consejo, a pesar de que dichas informaciones no quedaran recogidas en las actas de las reuniones del órgano de gobierno del banco.

Además, según las fuentes judiciales consultadas, desveló ante el juez Pedraz que el también presidente de Bancaja y vicepresidente de Bankia tenía interlocución directa con el Banco de España. Asimismo, recordó que, cuando el supervisor inicia una inspección formal en una entidad financiera, lo comunica por carta al presidente de la misma.

Las citadas fuentes indicaron ayer a este diario que Domingo Parra se contradijo durante su declaración de ayer a la hora de aclarar los motivos de su destitución a principios de octubre de 2011, un mes y medio antes de la intervención. En un primer momento, corroboró la versión dada el día anterior por Olivas, que atribuyó su salida a problemas de salud que le impedían ejercer como consejero delegado. Más tarde, Parra afirmó que su marcha había sido en realidad un cese pactado.

El exconsejero delegado del Banco de Valencia también dirigió sus críticas al entonces presidente de Bankia, Rodrigo Rato, a quien acusó de retirar a la entidad valenciana -de la que Bankia era su mayor accionista a través del paquete legado por su cofundadora Bancaja- la comfort letter que le garantizaba el acceso a los mercados de capitales para financiarse