Fernando Mateu de Ros falleció al día siguiente de su onomástica. Hace poco, en una breve conversación, un caudal de hermosos recuerdos vino a nuestra memoria. Recordar, re cordis, supone volver a pasar por el corazón. Recuerdo a Fernando Mateu, siempre acogedor, amable, inteligente, capaz de superar a la adversidad, con gran calidad humana. Fernando Mateu de Ros, con méritos suficientes para la obtención de la Medalla al Mérito Civil, fue para mí, fundamentalmente, el gran Director, buena persona, y mejor amigo, durante los años que compartimos en la Feria de Valencia.

Mateu de Ros fue Procurador en Cortes por el Sindicato de la Madera, fundador de la Feria del Mueble, su primer Presidente, y, más adelante, cuando yo llegué a conocerlo, ya Director de la misma. Allí fue, forjador de un valioso equipo de colaboradores que, con él, trabajaba duramente todo el año para preparar la edición que debía celebrarse en septiembre, con lista de espera de peticiones para exponer.

Nunca se apartó de sus deber, sus convicciones fueron inalterables, desde las diferentes convicciones de cada cual, que ambos siempre respetamos, sus decisiones fueron siempre justas, obteniendo un reconocimiento sincero de quienes disfrutamos de su ejemplo, enseñanza y amistad. Con la verdad por delante, se ganó el afecto de quienes lo conocimos en la Feria, de la que Fernando Mateu de Ros fue uno de sus principales artífices. En su memoria estuvo siempre su esposa Isabel, y su hijo Miguel. A sus hijos Fernando y Ana, José, Ignacio y Cristina, nietos, bisnieta próxima tan esperada, resto de la familia, y amigos, les acompaño en su recuerdo.