La foto no es fija, pero la operación por la que el Santander ha comprado por un euro el Banco Popular va a permitir a la entidad presidida por Ana Patricia Botín tener la tercera mayor red de oficinas en la Comunitat Valenciana y, por tanto, ascender tres posiciones. Los datos oficiales de cierre de 2016 ponen de manifiesto que el líder, con 443 sucursales, es CaixaBank, que adquirió también por un euro el Banco de Valencia. A continuación figuran, con 396, Bankia (fruto de la unión, entre otros, de Bancaja y Caja Madrid), el Sabadell, con 381, que absorbió la alicantina CAM; la rural Cajamar, con 360, que se quedó durante la crisis financiera con las valencianas Ruralcaja, Caja Campo y Caixa Castelló, entre otras; el BBVA (315), el Santander (268) y el Popular (127). Por detrás, entre las diez primeras, están BMN (79), Caixa Popular (65) e Ibercaja (61).

De forma inmediata, la operación consumada este miércoles permite a la nueva entidad surgida tras la compra del Popular por el Santander sumar 395 oficinas, con lo que supera a BBVA, Cajamar y Sabadell y se coloca a solo una de Bankia. Sin embargo, este panorama va a cambiar. De hecho, ya ha cambiado. Fuentes sindicales aseguran que en lo que llevamos de año el Popular ya ha reducido su número de sucursales en cinco en la autonomía. Además, aunque no ha habido anuncio alguno al respecto, en el proceso de integración que se acaba de abrir, lo lógico es que el Santander proceda a cerrar allí donde haya duplicidad entre sus oficinas y las del Popular. Así que, finalizado ese proceso y en función de los recortes que apliquen otras entidades, el nuevo Santander podría perder algunas de las posiciones ganadas ahora. Asimismo, Bankia está en pleno proceso de estudio de la absorción de BMN, una unión que la situaría en cabeza a expensas del previsto cierre de sucursales que aplique.

La operación del Santander es el último episodio de la impresionante reconversión que ha sufrido el sector financiero español desde el estallido de la crisis en el verano de 2007 y, singularmente, tras la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008. En esta década, la concentración ha sido espectacular y ha comportado numerosos despidos y cierres de oficinas, además de la desaparición de entidades históricas.

Así, los 62 bancos y cajas de ahorros que había en 2008 han quedado reducidos a solo once tras la compra del Popular. A excepción de Caixa Ontinyent y Caixa Pollença, ya no quedan cajas. Las que sobrevivieron se han convertido en bancos. Sin embargo, el escalafón no ha variado sustancialmente, porque Santander, BBVA y CaixaBank mantienen las tres primeras posiciones que ya tenían antes de la crisis. Entidades como el Sabadell han aprovechado la reestructuración del sector para crecer. Bankia, por su parte, ha sido la gran novedad del panorama financiero en estos años, si bien ha venido a suplir las posiciones que ocupaban Bancaja y Caja Madrid. La Comunitat Valenciana se ha convertido en la gran damnificada, no en vano ha perdido la práctica totalidad de las sedes de bancos y cajas que tenía. Todo esto sin contar el sector de las cooperativas de crédito, que también ha vivido su particular concentración, en este caso nucleada en torno a Cajamar, con sede en Almería, en cuyo grupo se han integrado en estos años dos decenas de cooperativas valencianas.