La junta rectora de Ascer decidió el pasado jueves darse de baja como miembro de la Confederación de Empresarios de Castelló (CEC), aunque, por asuntos de estatutos, la marcha de la patronal azulejera no se hará efectiva hasta el próximo 31 de octubre.

La medida se ha tomado por muchos y variados motivos. El primero y más importante es que «el futuro de la CEC no es viable con una deuda que, en la actualidad, es de dos millones de euros, aunque desconocemos lo que todavía puede salir; y unos ingresos anuales, por cuotas de los asociados, de 70.000 euros», asegura el secretario general de Ascer, Pedro Riaza.

De hecho, Riaza subraya que, aunque fuese aprobado el convenio con los acreedores, el futuro de la entidad está «profundamente tocado»: «El principal papel de una organización empresarial es preservar y mejorar la imagen de los empresarios, y creemos que no se puede hacer estando inmerso en un concurso de acreedores que, al menos, durará diez años».

Riaza insiste en que «un concurso de acreedores no es la mejor salida para una organización que debe ser representante de los mejores empresarios de la provincia, no a los peores. No es viable ni soportable». Y por eso, desde Ascer , se apostó por la salida «digna», es decir, la de la «liquidación», que no fue aceptada por la mayoría de los miembros de la CEC, que han apostado «por un concurso de acreedores que finalice en un convenio de acreedores que pueda dar continuidad a la entidad».

«Una CEC coja»

La postura adoptada por la mayoría de los miembros de la CEC no es aceptable para la patronal azulejera, «porque no queremos estar en una CEC coja. El concurso de acreedores lo hemos tenido en todo momento descartado, porque eso significa que algo no se ha hecho bien y, por lo tanto, no es compatible con los intereses de sus representados».

Pero, además, Riaza puntualiza que existen «razones técnicas» para pensar que ese convenio de acreedores «no puede llegar a buen puerto». La traba más importante sea, tal vez, que los representantes legales de la patronal regional de Cierval, con la que la CEC tiene la deuda más voluminosa, rechazan que los hayan puesto «al final de la cola» y que su deuda haya sido catalogada como subordinada, lo que implica que empezará a pagarse, si hay dinero, dentro de 10 años, una vez satisfechas las deudas contraídas con la Administración y con el resto de acreedores ordinarios.

Por todo eso, Riaza, asegura que Ascer no quiere «una CEC tocada del ala» y prefiere «iniciar algo distinto y que la representación empresarial que deba tener Castelló sea lo más digna y lo menos relacionada con ese pasado con el que nos sentimos muy pocos representado». Por eso, Ascer forma ahora parte de la CEV (Confederación Empresarial Valenciana) que, en breve, «cambiará sus estatutos para tener representación en las tres provincias»

De hecho, Riaza matiza que, en todo este proceso «nos hemos sentido más víctimas que verdugos» y se muestra satisfecho de que en la votación para elegir entre la continuidad o la liquidación de la entidad «han votado con nosotros «Iberdrola, UBE y Asucova».