Los 34 mayores bancos de EEUU, incluidas las filiales en el país de Santander y BBVA, han superado holgadamente la primera fase de las pruebas de solvencia a las que la Reserva Federal ha sometido al sector y que exigía un umbral mínimo de capital básico CET1 del 4,5%, mientras que el conjunto de entidades examinadas ha logrado una tasa agregada del 9,2% en el peor escenario contemplado.

En concreto, en el escenario estresado planteado, que contempla una severa recesión global acompañada de fuertes tensiones en los mercados de crédito a las empresas y en el sector inmobiliario con un repunte del paro hasta el 10%, la ratio CET1 de los grandes bancos estadounidenses bajaría al 9,2% desde el 12,5% del punto de partida.

En el caso de Santander Holdings USA, esta ratio de capital básico se situaría en el escenario más difícil en el 12,4%, frente al nivel del 4,5% exigido para superar el examen, mientras que BBVA Compass Bancshares alcanzaría un 7,7%.

Bajo las premisas del escenario estresado, los 34 bancos examinados registrarían un impacto negativo de hasta 493.000 millones de dólares (441.000 millones de euros) en los nueve trimestres que cubre el estudio, incluyendo pérdidas de 383.000 millones de dólares (343.000 millones de euros) en su cartera de préstamos.

"Los resultados de este año constatan que, incluso durante una recesión severa, nuestros grandes bancos permanecerían bien capitalizados, lo que les permitiría seguir prestando y dando apoyo a hogares y empresas cuando los tiempos sean duros", indicó Jerome H. Powell, miembro del Consejo de Gobierno de la FED, subrayando que desde 2009 los 34 mayores bancos estadounidenses han incrementado en más de 750.000 millones de dólares (671.000 millones de euros) sus colchones de capital.

La Reserva Federal de EEUU dará a conocer el próximo miércoles los resultados de la segunda fase de sus exámenes a la banca estadounidense, aunque en esta ocasión solo 13 entidades, entre las que no están las filiales de BBVA y Santander, han sido requeridas a presentar sus planes de capitalización.

Esta segunda fase de las pruebas servirá para dictaminar si las entidades pueden incrementar el reparto de dividendos o realizar recompras de acciones propias.