La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, con la ruptura o paralización de algunos tratados de libre comercio, y la amenaza de «superaranceles» a determinados intercambios comerciales, está impactando no solo sobre las expectativas de negocio del sector exportador valenciano (EE UU es el quinto mercado) sino también sobre los proyectos de inversión de empresas que quieren asentarse allí.
El fabricante valenciano de equipos hidráulicos Bombas Ideal, con sede en Massalfassar, ha paralizado los movimientos que tenía en marcha para realizar una inversión productiva en Estados Unidos. La firma ya había realizado un estudio de mercado para ubicar una planta, y se había decantado por la costa este, con intención de fabricar allí equipos contra incendios.
«Es el peor momento», confirma Vicente Iborra, area manager de la empresa que tiene delegaciones comerciales por medio mundo. Mejor esperar a que el escenario se aclare. Esta histórica firma valenciana participó ayer junto a otras firmas en un encuentro propiciado por Cámara de Comercio para analizar el estado de las relaciones de EE UU con el mundo.
Todo ello en un contexto en que Trump ha retirado a Estados Unidos del acuerdo Transpacífico; quiere negociar de forma bilateral con los estados europeos despreciando a la UE y mantiene una gran incertidumbre sobre las relaciones con México y Canadá.
En el mismo foro, empresas como Industrias Ochoa reconocieron las dudas iniciales tras la llegada de Trump, no solo en Estados Unidos sino en México, donde la práctica totalidad de los grandes fabricantes americanos tienen deslocalizada parte de su proyección. A Ochoa, proveedor de piezas metálicas, las amenazas de Trump a los fabricantes americanos le cogió con una inversión en marcha de cinco millones en México; y la ha llevado adelante. Más problemas hay para los que aún no estaban instalados, como Grupo Segura, también del sector auxiliar, que sí ha renunciado a entrar a producir en México, como tenía previsto, y se ha centrado en su crecimiento en Hungría.
También expresó la incertidumbre respecto a las relaciones entre EE UU y Canadá Ramiro Prats, del alicantino Grupo Boix, especializada en elaborar bienes de equipos para el sector del cartón. La llegada de Trump le ha cogido en pleno aterrizaje en Canadá, con una filial comercial para consolidar un mercado en que lleva más de una década, y donde pretende contratar personal. «¿Qué pasa si se rompe el Nafta?», se preguntaba.
Frente a la incertidumbre expresada por los empresarios, los expertos hicieron una llamada a la tranquilidad. Gemma Cortijo, directora ejecutiva de la Cámara de Comercio España-Estados Unidos, resumió: «EE UU es un país muy seguro para invertir y seguirá siendolo», dijo, aunque sí reconoce las dudas sobre las relaciones comerciales.
«El patriotismo económico tiene a Alemania como objetivo, que tiene un balanza positiva de 56.000 millones. Ha amenazado con muros fiscales», dijo. Cortijo alertó también sobre los «superaranceles» sobre determinados productos que pudiera imponer la Casa Blanca. Alemania, francia e Italia serían los más afectados. España, de momento, no tendría nada que temer ya que tiene una balanza comercial deficitaria con EE UU. No es el caso valenciano, que exporta más productos de los que trae de ese país.
Posible castigo a las importaciones
En lo que va de año, la C. Valenciana ha exportado 598 millones, un 11% menos; y se ha importado por valor de 518 millones, también en retroceso. El superávit comercial se está reduciendo.
Carlos Concha, especialista en fiscalidad de PwC y presente en la mesa redonda, señaló otra amenaza. La propuesta fiscal republicana incorpora un sistema en que no sería deducible para las empresas americanas el producto que compren fuera, lo que sería una especie de impuesto encubierto a las importaciones.
Al margen de la conyuntura del momento, José Vicente Morata defendió la estabilidad de las relaciones. De hecho, el próximo noviembre la Cámara organizará una jornada con inversores estadounidenses para vender el territorio autonómico como espacio de inversiones.
