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Entrevista

Toni Mayor: "Los problemas de verdad vendrán cuando despierten Egipto, Túnez y Turquía"

«La administración debe prohibir que en una zona residencial se pueda alquilar un apartamento por menos de 15 días»

Toni Mayor: "Los problemas de verdad vendrán cuando despierten Egipto, Túnez y Turquía"

P La planta hotelera de Benidorm cierra julio con un descenso en la ocupación de algo más de dos puntos con respecto al pasado año, ¿qué balance hacen de estos primeros resultados?

R Ha sucedido en Benidorm pero también en otros destinos como Baleares. Yo creo que al solomillo le hemos puesto foie. Y, claro, si la gente ya iba justa para pagar el solomillo... ahora vamos y también le ponemos foie y pedimos más y es ahí cuando llega el problema. Los entremeses se venden bien, que son la primavera y el otoño, porque el precio también es diferente.

P ¿Hay que bajar las tarifas?

R Eso no sería bueno. Debemos tener un termómetro para adecuar el precio a la calidad. En toda la planta hotelera de España ha habido una recualificación, los hoteles han aumentado sus categorías y deben tener tarifas acordes. Hemos subido las estrellas, hemos mejorado el producto y lo que se pretende es cobrar un precio equiparado a esa renovación. Pero quizás la masa turística no da para tanto. Puede que se nos esté yendo parte de clientes porque no pueden llegar a ese precio y, por ende, están mutando a los apartamentos, sean legales o ilegales. Principalmente, a los ilegales.

P ¿Es preferible un hotel rentable que un hotel lleno?

Sí, seguro. Y el hotel hasta respira cuando no está tan lleno. Esto lo tenemos asumido. Lo que debe primar en el hotel es precio, calidad y rentabilidad. Ese triángulo debe funcionar bien y no tiene que estar basado en la ocupación. Y si la rentabilidad del negocio es sostenible al 80% de ocupación hagamos las cosas bien. No hagamos ofertas, mantengamos calidades, eso es fundamental. Tenemos que esforzarnos en hacer las cosas muy muy bien para fidelizar al cliente y que, cuando tenga opción de irse a otro sitio, diga: «Bueno, yo en Benidorm estoy muy bien y no me arriesgo».

P ¿Se refiere a prepararse para cuando despierten destinos competidores que hasta ahora han estado fuera de juego por las crisis políticas y sociales?

R Tenemos que enfrentarnos a la incertidumbre de cuando los países competidores abran de una forma normal sus fronteras y admitan otra vez a esos 40 millones de turistas que registra Turquía o 15 millones de Egipto y otros tanto de Túnez.

P ¿Hay temor en el sector ante ese momento?

R El peligro de que el año que viene Turquía esté estable y Túnez abra o Egipto se modere y no haya mucho terrorismo, ese peligro está ahí. Y cuando abran van a hacerlo de una forma agresiva porque van a entrar con unos precios al mercado que serán la mitad de lo que estamos cobrando nosotros. Ahí sí que vamos a tener auténticos problemas, seamos realistas. Y, por tanto, ahí tenemos una competencia muy grande que la vamos a notar no solo nosotros sino en toda España, Portugal y parte de Europa. Se trata de una competencia importante. O sea que tenemos que ir con mucho tiento de no pasarnos en las tarifas pero siempre hay que aclimatar el precio a la calidad del producto hotelero.

P Después de conocer los primeros resultados del verano lanzó un mensaje sobre la necesidad de revisar el modelo turístico...

R Me refería a que hay que tratar de legalizar la oferta no reglada. Los apartamentos ilegales. Deben competir en igualdad de condiciones. Y también debemos de valorar que la solvencia y el valor añadido del modelo se la da la planta hotelera reglada, que es la que hace reformas integrales en sus alojamientos y construye nuevos establecimientos. La piel de la planta hotelera se renueva. Pero el resto de pieles no van a la misma velocidad...

P ¿Cree que falta presión por parte de las administraciones públicas para atajar el problema del alojamiento sumergido?

R La administración está desbordada por este tsunami de lo digital. Y para la administración es más fácil hacer una amnistía fiscal como esa que hicieron para traer dinero de fuera que arreglar esta lacra, algo con lo que sacarían mucho más dinero que con aquello. Es complejo, trabajoso, se deben coordinar administraciones pero es una responsabilidad compartida a nivel local, autonómico, nacional y europeo. Lo más importante que deben hacer las administraciones es reglar la economía sumergida, aflorarla en todos los sentidos. En sentido fiscal, en sentido de seguridad, de la higiene y en el ordenamiento.

P Buena parte de la culpa de ese frenazo al crecimiento de la oferta reglada, tanto hoteles como apartamentos, ha venido de esa presión de los apartamentos ilegales

R Sí. En los últimos tres años ha habido un tsunami de operadores digitales de camas ilegales. La tira de portales que constituye un verdaderos tsunami que está creciendo de forma bestial y entra en urbanizaciones, chalets, apartamentos e incluso en viviendas de barrios obreros. Esta es la verdadera causa de la fricción entre el residente y el turista. El hotel no tiene culpa de esa fricción. El apartamento que se alquila para cuatro días donde, además, se meten siete o ocho personas, normalmente jóvenes, en un piso de dos o tres dormitorios... Esto no se puede consentir. Se trata de un perfil de público que, de alguna forma, la planta hotelera ha estado limitando. Y, al final, esa gente que viene a pasar dos o tres días para celebrar una despedida de soltero ha ido a parar a esa economía colaborativa. Y ahí está la fricción.

P ¿Qué deben hacer las administraciones públicas al respecto?

R Tienen una responsabilidad y un objetivo claro que es reglar esto. Deben decir: «Mire, en una zona residencial no se puede alquilar por menos de 15 días». Así se evitaría que entrara gente durante dos o tres días que generan el desmadre, alteran a la comunidad, rayan los ascensores, rayan todo. Eso sí que va creando una animadversión hacia el turismo y eso es lo que tenemos que arreglar. Por ahí es por donde tenemos que buscar el freno a la turismofobia que se está creando. La gente está harta de estar en un edificio residencial y tener cuatro apartamentos de estos.

P ¿Qué opinión le merecen los ataques que se están produciendo en otras zonas turísticas como Baleares o Cataluña?

R Esta rebelión tiene más de político que de turístico.

P Pero pueden llegar a hacer mucho daño al principal motor de la economía española.

R Yo no digo que no hagan daño, pero la gente sabe que esto son cosas radicales. Si de 300.000 personas 4 se portan mal no van a pagar el pato todas las demás. Y en el caso de Barcelona, hay una organización política detrás, que siempre ha estado a la vanguardia del malestar ciudadano. Además, en Barcelona existe ese malestar en parte por culpa de los cruceros. Son 40.000 personas más que se esparcen por la ciudad y hay zonas saturadas.

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