Los aeropuertos pueden ser lugares fascinantes en los que uno experimenta la alegría previa a la salida en avión hacia países lejanos o al reencuentro con los seres queridos. Sin embargo, también se están convirtiendo cada vez en un destino para personas que ni siquiera van a volar: muy cerca de las pistas de aterrizaje, los turistas también pueden ir de compras y comer, asistir a una conferencia o visitar una exposición.

En Hong Kong se creará en breve toda una ciudad aeroportuaria llamada Skycity, con restaurantes, hoteles y múltiples eventos. La idea de los planificadores es convertir el aeropuerto en un complejo comercial y de entretenimiento que como tal atraiga a turistas.

«Actualmente, los aeropuertos son mucho más que solo centros de conexiones aéreas», explica Kathrin Stangl, portavoz del aeropuerto de Múnich. Y enumera algunas cosas que la capital bávara ofrece a los turistas aeroportuarios: «Este año ya se celebrará la edición 19 del mercado de invierno y navideño y durante las vacaciones de verano se instala un gran circuito con una rampa gigantesca para bicicletas». Ello al margen del programa «clásico»con terraza panorámica, gastronomía y visitas guiadas por la pista de rodaje y otras instalaciones aeroportuarias.

Con su oferta, Múnich no es ninguna excepción. En todas partes, los operadores aeroportuarios compiten entre sí para desarrollar nuevas ideas de esparcimiento. En Hannover, por ejemplo, se pueden hacer excursiones aéreas y visitar exposiciones aeronáuticas. En el aeropuerto de Núremberg se celebran festivales de música y otros eventos públicos y en Düsseldorf hay un festival circense y un sendero para caminantes alrededor del aeropuerto.

Lo que ocurre es que los aeropuertos se enfrentan a un problema: el tráfico aéreo no les reporta suficientes ingresos para obtener beneficios. «Debido al poder de las aerolíneas en el mercado, los aeropuertos no obtienen ingresos que cubran los gastos en el clásico sector del negocio de la aviación, por lo que sufren pérdidas en esta área», explica la experta alemana Sabine Herling.

Por esta razón se está ampliando el área no aeronáutica, por ejemplo creando galerías comerciales y organizando visitas guiadas y eventos que no están relacionados directamente con el negocio de la aviación. En Alemania, este sector aporta alrededor del 40 por ciento de la facturación de los aeropuertos y genera el 100 por ciento de los beneficios, señala Herling.

Las nuevas ofertas van dirigidas en primer lugar, desde luego, a los pasajeros que llegan al aeropuerto. Sin embargo, los eventos especiales ensanchan el radio de acción de los aeropuertos: «Permiten que el pasajero guarde un buen recuerdo del aeropuerto y vuelva a elegirlo en futuros planes de viaje, e incluso lo recomiende a otras personas», dice Angelika Heinbuch, portavoz de Fraport, la empresa operadora del aeropuerto de Fráncfort.

Por este motivo, en Fráncfort se han introducido «jornadas aeroportuarias» durante las cuales se presentan en las terminales diversas ofertas de ocio, por ejemplo sobre la navegación espacial o con ocasión del Día de la Madre.

Entonces, ¿el aeropuerto será en el futuro más un destino turístico que un centro de vuelos? Probablemente no. «Sin embargo, también en el futuro se invertirá dinero en el aeropuerto como lugar para la celebración de diversos eventos y como destino turístico», dice Kathrin Stangl.