Tras año y medio con el precio del dinero en cero y, por consiguiente, tras soportar la merma considerable en sus resultados, la banca empieza ya a relamerse ante la inminencia de una subida de tipos que les permita elevar la rentabilidad. Lo expresó ayer sin tapujos el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, durante su intervención en la junta extraordinaria de accionistas celebrada en València para aprobar -como sucedió por por amplia mayoría- la absorción de Banco Mare Nostrum (BMN).Goirigolzarri defendió las bonanzas de dicha operación y recalcó que la misma coincide con una coyuntura relativamente dulce: la economía crece «con brío», la tasa de paro «está en un claro descenso» y la previsión es que los tipos «empiecen a repuntar en algún momento del año que viene», lo que «tendrá un impacto positivo e importante en nuestros resultados». No en vano, el 87 % de la cartera de créditos de Bankia y el 80 % de la de BMN son operaciones a tipo variable. O sea que, cuando el BCE eleve el precio del dinero, las ganancias se incrementarán exponencialmente.

La junta fue la más corta en la historia de la entidad financiera desde su intervención en mayo de 2012. Solucionados los conflictos con la clientela, singularmente el de los preferentistas, las asociaciones de usuarios de banca y los abogados afanosos de posibles reclamantes no hicieron acto de presencia. Así que la mitad de las quincena de intervenciones provino de representantes sindicales, inquietos por los efectos que la absorción de BMN puedan tener para los empleados de las dos entidades, que, como recalcaron varios representantes de los trabajadores, ya padecieron las consecuencias de la reestructuración bancaria. Goirigolzarri les respondió que su intención es llegar a acuerdos con los sindicatos, pero siempre con «criterios meritocráticos». La operación, según explicó el presidente de Bankia, tiene innegables virtudes, como aportar unos beneficios adicionales de 245 millones de euros, incrementar el beneficio por acción en un 16 % o conllevar una gran complementariedad geográfica que permitirá a Bankia convertirse en líder en tres zonas -Granada, Murcia y Baleares- donde su presencia en la actualidad es «muy escueta».

No obstante, la absorción también supondrá elevados costes, que Goirigolzarri elevó ayer a 334 millones. En esa cifra va incluido el cierre de oficinas, la reducción de personal y el proceso de integración informática, entre otros. Esta última debería estar finalizada antes de que concluya el segundo trimestre del año que viene.

Como ya es habitual, entre los intervinientes en la junta se coló un representante de la Plataforma pro Banca Pública, que defendió que Bankia no sea privatizada, tal como está previsto. Goirigolzarri volvió a mostrarse en contra. Tal como explicó, una cosa es una entidad con mayoría pública -el fondo FROB tiene el 67 % del capital del nuevo banco- y gestión profesional y otra, un banco público como instrumento de la política económica. «Es un grave error», afirmó, antes de añadir que no es partidario de una banca que se rige por una política de créditos anticíclicos, es decir, prestar dinero a personas que ninguna otra entidad comercial se lo concede: «Eso conduce a crisis financieras», concluyó.

Por otro lado, la Fundación Pinnae, quinto accionista de BMN con el 4,34% de su capital, emprenderá acciones legales contra la entidad por su fusión con Bankia, al considerar que la operación «perjudica gravemente» a los accionistas minoritarios, según Europa Press.