Asustados. Así afirman estar los representantes de los trabajadores ante el ajuste laboral que va a vivir Bankia como consecuencia de la absorción de BMN, acordada por su junta el jueves, según explicó ayer a este diario la secretaria general de UGT en la entidad, Pilar Valldecabres. Todavía no hay números oficiales encima de la mesa -desde Bankia aseguran que la negociación con los sindicatos no se iniciará hasta que termine el proceso de integración dentro de tres o cuatro meses-, pero sí han trascendido extraoficialmente cifras orientativas que indican que el ajuste alcanzaría a unos 1.600 empleados de la nueva Bankia. Valldecabres explica que en la entidad con sede social en València hay unos 1.200 empleados mayores de 55 años y, en BMN, con una plantilla más joven, hay unos 500 incluidos en un ERE a los que se les aplica una excedencia anual renovable hasta la jubilación «que está por ver si Bankia los mantendrá y los incluirá en la reestructuración».

De la suma de ambos colectivos podría salir el ajuste. No obstante, la dirigente ugetista matiza que en el caso de los mayores de 55 años es imprescindible que se tenga en cuenta la voluntariedad -para evitar los forzosos de expedientes anteriores que aún siguen en vía judicial- y que las condiciones aplicables sean óptimas. El problema, según añade, es que este colectivo es muy numeroso en las dos autonomías donde Bankia está más presente, es decir, la Comunitat Valenciana y Madrid. En el caso de la primera, los sindicatos ya han denunciado que en la actualidad, pese al cierre de oficinas selectivo y la proliferación de medios telemáticos, existe una carencia de personal, que se vería agravada si el nuevo recorte de plantilla se ceba en los trabajadores de mayor edad.

La alternativa sería propiciar la movilidad desde otras zonas del grupo, sobre todo si tenemos en cuenta que BMN realiza una «banca de proximidad que requiere más empleados y que serán menos necesarios con la nueva filosofía que aporte Bankia -más web y servicio telefónico- y que esta asumirá en su sede operativa de Madrid los servicios centrales que Banco Mare Nostrum tiene repartidos por Granada, Murcia y Baleares. Bankia ha cuantificado el coste de la reestructuración en 334 millones de euros.