CaixaBank tomó ayer posesión, simbólicamente hablando, de su nueva sede social, ubicada en el histórico edificio del Banco de València en la calle Pintor Sorolla de la capital autonómica. El consejo de administración de la entidad financiera acordó el pasado 6 de octubre trasladar sus domicilios social y fiscal a València como respuesta a la deriva independentista de las autoridades catalanas y ayer ese mismo órgano de gobierno celebró en su nueva sede su primer encuentro fuera de Barcelona.

Antes de que se reunieran los consejeros, el presidente de CaixaBank, Jordi Gual, y el nuevo director territorial, Xicu Costa, se desplazaron a pie desde la nueva sede hasta el Palau de la Generalitat, donde mantuvieron un encuentro con el jefe del Consell, Ximo Puig. Al término del mismo, la administración autonómica hizo pública una nota pactada con la entidad financiera en la que Puig agradecía a Gual la "confianza" de la entidad en la Comunitat Valenciana, porque supone "oportunidades, para las empresas valencianas de impulsar nuevos proyectos, dada la cercanía de una de las principales entidades del sector financiero". El jefe del Consell también se comprometió a "seguir garantizando un entorno de crecimiento y estabilidad para todos los actores económicos".

Por su parte, el presidente de CaixaBank expresó a Puig su "compromiso" con la Comunitat Valenciana, autonomía a la que definió como "un territorio prioritario" con el que la entidad financiera ha mantenido una "vinculación especial" a lo largo de toda su historia y que ahora se ha visto "fortalecida" con el traslado de su sede.

Implicación

Durante el encuentro, Gual también destacó "la implicación de CaixaBank con todo el tejido productivo valenciano a través de las cerca de 440 oficinas, más de 2.100 empleados y más de un millón de clientes valencianos, que han depositado su confianza en la entidad, distribuidos en toda la Comunitat". "En los últimos años, hemos incrementado la concesión de crédito y fortalecido nuestra penetración, gracias también a la integración de Banco de Valencia", consumada a finales de 2012 tras adquirirlo por un euro y una inyección pública de 5.500 millones.

Terminada la reunión, Gual volvió a pie a la nueva sede social de CaixaBank, a cuya puerta declinó hacer valoración alguna. La entidad tampoco adelantó ninguna información sobre lo acordado por su consejo de administración. Esa labor está reservada esta mañana al consejero delegado, Gonzalo Gortázar, quien ofrecerá una rueda de prensa para, entre otras cuestiones, valorar los resultados trimestrales de la entidad financiera. La intervención de Gortázar será la primera que realiza un alto directivo del banco desde que se vio forzado a cambiar de sede social para calmar -al igual que hizo el banco Sabadell un día antes, aunque con destino a Alicante- la inquietud de muchos de sus clientes e inversores, que provocó una fuga de depósitos ante el temor a que una eventual independencia catalana dejara a la entidad fuera de la cobertura del Banco Central Europeo.

En los días previos a la reunión de ayer y hoy, tal como informó este diario, los responsables de la entidad han tenido que adecuar una de las plantas del edificio del Banco de València para acoger al cerca de un centenar de periodistas que se espera. También han tenido que acondicionar otra planta para dar cabida al consejo de administración.