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La mejora del empleo para universitarios reduce el volumen de emprendedores

El perfil más habitual entre los que ponen en marcha su propio negocio en la Comunitat Valenciana es el de un varón, de más de cuarenta años de edad, con estudios superiores y que invierte unos 5.000 euros en su proyecto para sacarlo adelante

La tasa de emprendimiento de la Comunitat Valenciana se mantiene en su nivel más bajo en más de una década a pesar de que la mejora de la economía ha propiciado mayores oportunidades de supervivencia para quienes quieren montar su propio negocio. Así lo revela el último informe Global Entrepreneurship Monitor de la Comunitat Valenciana, que dirige el catedrático de la Universidad Miguel Hérnández José María Gómez Gras, y que apunta a la mejora que ha experimentado el empleo entre los universitarios -que son mayoría entre los emprendedores- como una de las causas de esta disminución.

Como señala el informe, los motivos para poner en marcha una empresa son, básicamente, dos: por detectar una oportunidad en el mercado o, bien, por necesidad. Lo primero fue lo que llevó a que la tasa de emprendimiento se disparara hasta el 8,4 % en pleno «boom» económico y se hundiera rápidamente tras el estallido de la burbuja inmobiliaria hasta el 3,7 %. A medida que la crisis se prolongaba, la falta de alternativas laborales catapultó otra vez la cifra hasta el 6,9 %, por los miles de profesionales que decidieron optar por el autoempleo para buscarse la vida, hasta que, de nuevo, en 2015 tocó fondo y se mantuvo prácticamente inalterable en 2016, cuando fue del 3,8 %. En todos los casos, el porcentaje refleja el volumen de profesionales sobre la población total en edad laboral que son accionistas o están involucrados en un negocio de reciente creación (menos de 3,5 años).

¿Por qué se mantienen estas cifras tan bajas? Pues, como reconoce el propio Gómez Gras y se recoge en el documento, una de las claves es la evolución del espíritu emprendedor, por así llamarlo, entre los universitarios. Y es que la mejora del mercado laboral está ofreciendo a los trabajadores con estudios superiores nuevas posibilidades, lo que les lleva a aparcar los posibles planes para montar su propia empresa para más adelante. Así, la tasa de emprendimiento entre la población más formada se ha desplomado del 9,5 % al 4,9 % en el último ejercicio, lo que ha contrarrestado la mejora que sí se ha producido en el resto de capas de la población, que generalmente sólo tienen acceso a empleos por cuenta ajena peor remunerados.

La evolución del impulso empresarial de los titulados universitarios es especialmente significativa si se tiene en cuenta que son los profesionales con estudios superiores los que ponen en marcha la mayoría de nuevos negocios. Así, en 2016 y a pesar de la citada caída, hasta el 52,7 % de los emprendedores tenían algún título universitario, frente al 36,8 % que sólo estudió hasta Secundaria y el 10,5 % que no pasó de Primaria.

Aunque entre los emprendedores potenciales -los que esperan poner en marcha algún negocio en los próximos tres años- la distribución entre sexos es más equilibrada, entre quienes finalmente se deciden a dar el salto siguen siendo mayoría los varones: un 57,9% frente al 42,1%. En cuanto a la edad, la media el año pasado se situó en los 42,9 años, en línea con lo que viene siendo habitual en todas las ediciones del estudio.

Baja inversión

Otra característica de los nuevos empresarios de la Comunitat Valenciana es la baja cifra de inversión con la que suelen empezar. La cantidad más frecuente, que citan el 19,4 % de los encuestados, es de tan sólo 5.000 euros; mientras que el segundo valor más frecuente son 25.000 euros. El informe GEM de 2016 también muestra una reducción del número de emprendedores que ponen en marcha su proyecto en solitario mientras que aumentan aquellos que lo hacen con algún socio, que ya son el 47,4 %. Lo que no varía es la distribución de las nuevas iniciativas por sectores de actividad. Los proyectos relacionados con el consumo copan el 57,8 % del total de nuevas acividades, mientras que los servicios a empresas suman otros 32,2 %. La industria apenas representa un 15,2%.

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