A las 10.45 horas ya no cabía un alfiler en la capilla. Junto a la familia, muy afectada, se encontraban amigos, trabajadores y exempleados de la empresa, importantes empresarios valencianos, así como miembros de la Real Academia de Cultura Valenciana (RACV) y de la Real Orden de Caballeros de Santa María de El Puig, donde era vice gran maestre.

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Las primeras filas estaban ocupadas por su viuda, hijas, yernos, sobrinos y arropados por el resto de familiares. Aunque su hermano José no pudo asistir por motivos de salud, Vicente, el tercer hermano, sí que estuvo presente en el funeral acompañado por sus hijos. «En situaciones como esta, cualquier pequeño roce que pudiese existir, queda olvidado», explicaron fuentes cercanas a la familia a Levante-EMV.

Entre los asistentes que quisieron dar su último adiós al empresario se encontraba el presidente de Mercadona, Juan Roig; Vicente Boluda, presidente de Boluda Corporación Marítima y de la Asociación Valenciana de Empresarios; Federico Félix, presidente de Pro-AVE; o Manuel Bertolín, fundador de la empresa que lleva su apellido. Ricardo Císcar Martínez y Ricardo Císcar García, de Grupo Dacsa también acudieron al funeral. La amistad que unía a Juan Lladró y el fundador de Dacsa venía desde la infancia porque eran vecinos de la misma calle en la localidad de Almàssera, de donde son originarios ambos.

También quisieron dar el último adiós al mayor de los hermanos Lladró, Federico Martínez Roda, decano de RACV; Enrique Esteve, presidente de Lo Rat Penat; Rafael Aznar, ex presidente de la Autoridad Portuaria de València y miembros de la familia empresaria Sáez Merino y de la Gómez Trénor. Otros de los rostros conocidos fueron Agnès Noguera, ex consejera del Banco de València y Teresa Puchades, del Grupo Edival.

No hubo representación institucional y la presencia política fue magra: el senador Pedro Agramunt y la diputada autonónica María José Sansegundo, ambos del PP.

Gratitud de los trabajadores

Un importante número de trabajadores y exempleados de la firma de cerámica acudieron al sepelio. En los corrillos que se formaron en la puerta del tanatorio era muy habitual oír palabras de gratitud hacia el fallecido. «La familia Lladró ha dado mucho trabajo a toda la zona de Almàssera y tenían un trato exquisito con todos los que formábamos la plantilla», expresó un trabajador ya retirado que perteneció a la empresa durante más de 20 años.

El sepelio fue oficiado por tres sacerdotes, el padre Bargues, del casal de la Pau, asociación que se dedica a la acogida de ex presos que al abandonar la cárcel no tienen un lugar donde ir, y con la que colaboraba Juan Lladró; el padre Primo, de la Real Orden de caballeros de Santa María de El Puig y el padre Agulló, religioso franciscano y académico de número de la Academia de Cultura Valenciana. Tres instituciones muy presentes en la vida de Juan Lladró, como también lo estaba la senyera que cubrió el féretro del empresario durante todo el funeral. Tras la ceremonia religiosa, el cortejo fúnebre se desplazó al Cementerio General donde recibió sepultura.