Los objetivos de la Unión Europea en materia de lucha contra el cambio climático son ambiciosos. En 2011 confirmó su intención de reducir las emisiones de GEI (Gases de Efecto Invernadero) en el horizonte 2050 entre un 80% y un 95% respecto al nivel de 1990, y para alcanzarlos, la Comisión Europea ha aprobado unos objetivos intermedios vinculantes para los países, que incluyen una reducción de la emisiones domésticas de GEI de al menos de un 40% y llegar a una cuota del 27% de energías renovables en el horizonte de 2030.

Para lograr esta reducción de emisiones y mitigar los efectos del calentamiento global, resulta imperativo descarbonizar el sistema energético. Según el informe Un modelo energético sostenible para España en 2050, elaborado por Deloitte: "Es necesaria una transición energética inteligente y flexible, que garantice el cumplimiento de los objetivos económicos y ambientales internacionales, dado que las nuevas tecnologías (energías renovables) que harán posible la completa descarbonización tienen todavía un largo camino de maduración". Este tipo de energías están llamadas a desempeñar un papel indispensable a la hora de avanzar hacia un balance global cero en emisiones. En España, según el Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital la penetración de renovables dentro del mix de generación no ha dejado de crecer en los últimos años.

Energías renovables

Según datos del Ministerio, nuestro país alcanzó en 2014 un 17,3% de penetración de renovables en el consumo final de energía, frente al 12,1% previsto, por lo que se puede afirmar que España se encuentra muy por encima de la senda prevista para lograr el objetivo europeo de llegar al 20% en 2020. Las energías renovables cuentan con numerosas ventajas: no producen emisiones de CO2, generan pocos residuos o reducen la dependencia del exterior. No obstante, este tipo de energías presentan también algunos inconvenientes, como es el caso de su intermitencia: es decir, dependen de que haya recurso: viento o sol.

Esta característica de las renovables, unido a su incapacidad actual para almacenar la energía eléctrica en grandes cantidades, hace que estas tecnologías de generación tengan que complementarse con otras que aseguren una respuesta rápida cuando dejan de producir. Y este papel lo cumple a la perfección el gas natural.

El gas natural, la mejor alternativa

El gas natural puede desempeñar un papel decisivo en la transición energética para lograr un sistema bajo en emisiones de carbono, a través de iniciativas como la cogeneración en industrias y en el sector residencial, como fuente de energía que sirva de respaldo de las energías renovables, así como su uso en el transporte terrestre y marítimo, según señalan varios expertos e informes sobre la materia.

Según el informe El papel del gas natural en una economía española baja en emisiones, elaborado por KPMG en colaboración con Sedigas: "El gas natural ofrece ventajas singulares respecto a otras fuentes de energía, siendo además una de las tecnologías más eficientes económicamente". Los beneficios de una mayor penetración del gas natural en el mix energético podrían resumirse, según el mismo estudio, en cuatro grandes puntos:

  1. Mejora medioambiental: La polución es un problema que afecta a todas las ciudades. Recientemente en Paris se impusieron severas restricciones de tráfico por haber superado el límite de partículas en el aire. Y no son infrecuentes los episodios de contaminación en Madrid, Barcelona y otras ciudades españolas. "El gas natural toma una especial importancia para la reducción de las emisiones de agentes contaminantes y para la mejora de la calidad del aire", señalaba Alberto Orío-Hernández, jefe de área de calidad del aire del Ministerio de Agricultura en el XVIII Encuentro Especializado del Sector Gasista Español. Así, en comparación con otros combustibles, el gas natural mejora la calidad del aire global y local porque reduce las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx), partículas en suspensión y dióxido de azufre, gases causantes de problemas de salud respiratorios. Asimismo, el gas natural reduce también un 25% las emisiones de dióxido de carbono (CO2), principal causante del efecto invernadero. En la ciudad de Barcelona, se prohibirá la circulación a un millón de coches contaminantes a partir del 2020, durante episodios de alta polución, dentro de un paquete de 58 medidas para mejorar la calidad del aire y la salud de las personas, tal como ha anunciado recientemente el Ayuntamiento de la Ciudad Condal. Los vehículos a gas natural no se verán afectados por esta medida, y podrán circular con libertad, toda vez que soliciten a la Dirección General de Tráfico la etiqueta que acredite el impacto ambiental de sus emisiones. Esto es porque el gas es un combustible limpio y el transporte urbano se puede beneficiar de ello.
  2. Permite la penetración de renovables: Los ciclos combinados son centrales de generación de energía eléctrica en las que se transforma la energía térmica del gas natural en electricidad. Según el informe, la alta capacidad instalada de ciclos combinados en España (25,3 GW) permite que instalando solamente entre 5,5 y 10 GW adicionales, se podría cumplir el objetivo de implementación de las renovables en el horizonte 2030 sin aumentar las emisiones de CO2.
  3. Favorece la competitividad del sector industrial: El gas natural presenta una gran variedad de ventajas en el sector industrial. Tiene un alto poder calorífico, con lo que reduce la cantidad de combustible necesario de las industrias; no requiere inversión en almacenaje, al contrario que otras tecnologías como la biomasa, el petróleo o el carbón; tampoco requiere preparación, a diferencia del petróleo o el carbón; es flexible, porque permite a las industrias arranques y paradas de forma rápida; y también aumenta la eficiencia energética puesto que las industrias con cogeneración aprovechan el calor para generar también electricidad. Históricamente, el consumo de gas natural en la industria presenta una cuota entre el 40-44% del consumo total de la industria, por lo que preservar estos niveles de consumo en el sector industrial español impulsaría y garantizaría la competitividad de la economía española.
  4. Garantiza la seguridad de suministro: España dispone de una importante infraestructura gasista así como una gran diversificación de fuentes de abastecimiento de gas natural, dos factores que garantizan la seguridad del suministro energético.