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Crisis en Cataluña

Otras dos empresas elevan a 250 el grupo de firmas catalanas refugiadas en València

Cataluña ha perdido el domicilio social de 3.120 empresas, entre ellas seis de sus siete firmas del Ibex

Otras dos empresas elevan a 250 el grupo de firmas catalanas refugiadas en València

La C. Valenciana va a cerrar 2017 con un balance muy positivo en cuanto a la consolidación de su tejido empresarial. Y no solo por la reducción de la mortandad de empresas atribuible a la recuperación. También por la llegada de prácticamente 250 nuevas mercantiles, algunas de tamaño notable, huidas de la inestabilidad de Cataluña y asentadas en territorio valenciano.

Dos de las últimas en llegar son Colorantes Industriales y Cintacor, que acaban de mover su sede social desde Barcelona a Loriguilla y València, respectivamente, según informaba ayer el Boletín Oficial del Registro Mercantil.

Colorantes Industriales es una firma auxiliar del sector del curtido, textil y papel fundada precisamente en València, en 1983. Sin embargo, la compañía tenía hasta ahora su domicilio en Castellbisbal (Barcelona), donde centraliza su actividad. Colorantes Industriales tiene en la exportación el grueso de su volumen de negocio, cifrado en cerca de 29 millones de euros. Ha ubicado su domicilio social en el polígono de Loriguilla.

Junto a esta compañía, también acaba de trasladar su sede a València la catalana Cintacor, ubicada en Granollers. Se trata de un proveedor de cadenas de bricolaje, especializado en la venta de cintas y accesorios para cortinajes así como la venta de artículos de decoración. Cintacor generó negocio por valor de 3,27 millones el pasado año.

Son solo las dos últimas de una diáspora que arrancó con la fuga de las grandes entidades financieras catalanas cuando la inestabilidad política catalana contagió la bolsa española. Banc Sabadell y CaixaBank fueron las primeras en saltar de Barcelona con rumbo a Alicante y València. Y lo han hecho con vocación de permanencia: sus dos máximos responsables, Josep Oliu y Jordi Gual, entrarán en breve en el lobby empresarial AVE.

La salida de los bancos (Mediolanum también ha aterrizado en Valencia) o de empresas ligadas al sector asegurador como Terres de Ponent y Nova Quintàlia, se enmarca en un contexto de búsqueda de seguridad jurídica y de permanencia en el euro ante una hipotética independencia unilateral. Pero le ha seguido una auténtica desbandada de empresas radicadas en Cataluña pero que pertenecen a grupos industriales de tamaño global y cotizados. Es el caso de la empresa de embalaje Amcor, propiedad de un grupo australiano y que ha situado su filial para el sur de Europa en la planta que tiene en Alzira. O de Linde, el grupo alemán especializado en el gas de uso industrial y sanitario que ha llevado a su fábrica de Puçol la sede de sus filiales españolas. Destaca también el traslado de Idilia Foods, productor de marcas tan conocidas como Nocilla o Cola Cao.

La fuga de empresas rumbo a València alcanza ya las 250. Y las hay de todo tipo: desde colosos a pymes de todos los sectores, incluida la venta de joyas. Muchas han aprovechado que tenían estructura productiva en la C. Valenciana; otras simplemente han alquilado un despacho.

Se trata de un fenómeno que en el conjunto de España alcanza ya las 3.120 compañías desplazadas desde entre el referéndum del 1 de octubre hasta las elecciones del pasado jueves. Mil de estas empresas han cambiado también su sede fiscal, según los datos del Colegio de Registradores. Las 62 empresas más grandes que se han marchado suponen un impacto en el PIB de 11.540 millones. Entre ellas, seis de las siete catalanas de la familia del Ibex 35: Sabadell, Gas Natural, CaixaBank, Abertis, Cellnex y Colonial.

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