En el Día de los Inocentes, el comercio enterró el hacha de guerra. Uno a uno, los representantes de casi todos los agentes del sector (grandes superficies, sindicatos sectoriales, consumidores, pequeño comercio...) posaron junto al conseller de Economía, Rafa Climent, y el director general, Natxo Costa, para firmar el acuerdo y sellar la paz.

El nuevo pacto acaba con la libertad total de apertura del comercio en festivos en València y los grandes municipios turísticos que hoy gozan de barra libre, como Finestrat, Torrevieja o Benissa. A partir de ahora, el gran comercio solo podrá abrir 38 días en la capital, concentrados en Semana Santa y Pascua, verano y Navidad, con la excepción del Lunes de Pascua, el 19 de marzo y el 15 de agosto (ver los detalles en la información adjunta).

Ha sido un parto largo y doloroso. Dos años en los que los intentos de la conselleria y el Ayuntamiento de València chocaron con la resistencias de los grandes operadores y la maraña jurídico administrativa de un conflicto repleto de aristas. Primero, con un intento por reducir la libertad horaria a solo dos zonas de la capital, y que fue tumbado por la Abogacía de la Generalitat por defecto de forma. Posteriormente, con la voluntad también de la conselleria de acabar con todas las zonas de gran afluencia, frenada igualmente por otro órgano consultivo: el Consell Jurídic.

En realidad, el sector lleva dos décadas debatiendo sobre el modelo de aperturas, tal como recordó la presidenta de Cecoval, Isabel Cosme. «Es un día para poner en valor el diálogo, el acuerdo y el consenso», celebró el conseller Climent: «Como sé que no estamos todos contentos puede ser un buen acuerdo». Al final, triunfó el pragmatismo. La política solventó un problema judicializado.

A partir de este momento, la conselleria va a poner en marcha la maquinaria en busca de una tramitación exprés que permita que el pacto entre en vigor en enero o febrero. El director general, Natxo Costa, se atrevió a dar la fecha del pleno del 24 enero.

La intención es, siguiendo la vía del artículo 135 del reglamento de las Corts, que todos los grupos acuerden la tramitación de una proposición de ley por lectura única, esto es, sin debate ni enmiendas, dado que se trata de un acuerdo prácticamente unánime.

Agraviados y amenazas de recurso

En el mejor de los casos, la ley de horarios comerciales estaría modificada en un mes y el comercio comenzaría a cerrar en festivo hasta Semana Santa. La patronal Anged también se ha comprometido a que las empresas de gran distribución pondrán en marcha los ajustes de plantilla para que el acuerdo se aplique de forma rápida.

Con todo, el acuerdo deja agraviados. Y algunas dudas en el aire, como la posibilidad de que algún operador, como el centro comercial MN4, abra la vía judicial y haga descabalgar el acuerdo. En este sentido, los sindicatos UGT y CC OO, que son mayoritarios en el comercio, mantienen su crítica al pacto y ayer se borraron de la foto. En este momento descartan acudir a los tribunales, pero al menos CC OO sí deja abierta la puerta. «El acuerdo se queda lejos de las perspectivas iniciales de crear solo una zona de gran afluencia turística y en el entorno de la Lonja», explican desde la federación de Servicios de CC OO.

Entre sus objeciones al pacto, el hecho de que en Alicante se vaya a pasar de abrir solo los tres meses de verano a casi 40 días al año. Y que en el conjunto de municipios de la autonomía se pase de diez a once festivos, aunque eso apenas va a tener impacto entre los trabajadores.

El conseller Climent se dirigió directamente a UGT y CC OO: «Cada uno debe asumir sus responsabilidades», dijo respecto a un acuerdo que se entiende que, en general, beneficia a la mayoría de trabajadores. De hecho, los sindicatos más representativos en la gran distribución (Fetico y Fasga) sí ratificaron el pacto. Climent, puso el ejemplo de Unió Gremial, que tampoco lo ha firmado pero sí acudió al acto y ha hecho aportaciones para mejorarlo.

Climent se apunta un tanto

El tiempo dirá si el acuerdo es solido y cumple las expectativas. De momento, Climent y la conselleria dan por cerrado uno de los asuntos que más tensión ha generado en su departamento. Y se cuelgan la medalla de haber pacificado el sector con un acuerdo que todos aceptan y con el que nadie se siente ni vencedor ni vencido.