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La Comunitat Valenciana recupera la competitividad previa a la última crisis

El mercado de trabajo, el entorno institucional y las infraestructuras son los tres factores con una contribución negativa al crecimiento autonómico

Los datos no son para nada alentadores, pero al menos hay una mejoría. La Comunitat Valenciana recuperó en 2016 los niveles de competitividad que tenía antes del inicio de la crisis económica, según el Índice de Competitividad Regional 2017 presentado ayer y editado por el Consejo General de Economistas. En 2008, la Comunitat Valenciana se encontraba en el grupo de siete autonomías con un índice medio bajo. Ocupaba la undécima posición. Cinco años más tarde, cuando el país trataba de tomar aire tras la segunda recesión de 2012, la región había descendido dos posiciones y se encontraba entre las siete con menor nivel de competitividad. En 2016 había recuperado el terreno perdido, como el resto de autonomías, y volvía al puesto número 11, junto a otras nueve regiones.

El estudio, elaborado por investigadores de la Universidad de Murcia, detalla también cuál ha sido la aportación de varios parámetros que denomina ejes a la evolución del mencionado índice. El primero de los siete ejes analizados es el del entorno económico, que incluye el PIB per cápita, la productividad y la inversión extranjera. El segundo es el de capital humano, que valora sobre todo la formación. El tercero corresponde al mercado de trabajo y va desde la tasa de paro y la tasa de ocupación femenina al porcentaje de «ninis». El cuarto es el entorno institucional e incluye la deuda y el déficit público, los delitos o el esfuerzo fiscal. El quinto corresponde a las infraestructuras : aéreas, mercancías por carretera, autopistas, inversión en protección ambiental o densidad de viviendas. El sexto es el entorno empresarial y en el mismo se tienen en cuenta factores como las mercantiles con más de 100 trabajadores, las mujeres empleadoras o el peso de la industria manufacturera. El último es la innovación, donde se contabilizan las viviendas con acceso a internet, los investigadores, el gasto en I+D o la concesión de patentes.

Pues bien, en lo que respecta a la Comunitat Valenciana, tres de esos ejes -mercado de trabajo, entorno institucional e infraestructuras básicas- contribuyen de forma negativa a la competitividad regional entre 2008 y 2016. Entre 2008 y 2013 se sumó el eje primero, mientras que entre 2013 y 2016, en fase de recuperación, todos eran en positivo, excepto el dos y el cuatro, sin contribución significativa

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