A cierre de 2017, un total de 17.754 personas mayores de 65 años transformaron su patrimonio (por ejemplo, una segunda vivienda, fondos de inversión, acciones, etc.) en una renta vitalicia, según datos de Unespa, la patronal del sector asegurador. Este producto financiero tiene dos tipologías básicas, que van desde las rentas vitalicias puras (en las que el dinero mensual que se recibe es mayor pero en caso de fallecimiento del asegurado sus herederos no perciben nada ) hasta las rentas en las que el asegurado cobra una cantidad mensual inferior pero, tras su fallecimiento, «percibe un porcentaje adaptable de la inversión realizada», según el estudio de Afi.

El 95 % de los jubilados tiene su vivienda pagada. El valor medio de la misma se situaba en 2015 en unos 127.000 euros, casi el doble de la cantidad necesaria para que la persona en cuestión compense la pérdida de 350 euros en su pensión por las reformas de 2011 y 2013.