Las reformas de las pensiones que aprobaron los gobiernos socialista y del PP en 2011 y 2013, respectivamente, van a mermar de forma significativa el poder adquisitivo de los españoles (y, por ende, los valencianos) que se jubilen ahora. Concretamente, verán cómo sus ingresos se reducen en 350 euros de media cada mes a lo largo del resto de sus vidas. Aquellos cambios a los que se vio obligada España por sus socios europeos y el FMI en el contexto de la crisis y el rescate financiero conllevaron el retraso de la edad de jubilación a los 67 años, el cambio en la forma de revalorización de las pensiones y la introducción del llamado factor de sostenibilidad, que pretende recortar las futuras pensiones para adecuarlas a la mayor esperanza de vida.

Analistas Financieros Internacionales (AFI) presentó ayer un estudio, encargado por la Asociación Empresarial del Seguro, donde se hace un análisis de la reducción que se producirá en las pensiones públicas y se defiende la necesidad de que los jubilados las complementen con ahorro privado, en este caso, concretamente, con las denominadas rentas vitalicias. Y es que la esperanza de vida es creciente. La expectativa es que en el próximo medio siglo suba de los 82 actuales a 93 años. Dada la baja natalidad, el número de pensionistas aumentará un 48 % y subirá su peso sobre la población en edad de trabajar. Ahora son necesarios 2,23 empleados para pagar a cada jubilado.

Ante esta deriva, «previsiblemente» se producirá «una muy importante reducción de la tasa de sustitución (pensión/último salario antes de jubilarse)». Según el estudio codirigido por José Antonio Herce, dicha tasa bajará en España del 81 % actual al 63,2 % en 2035. Si se añade que ya no se computa la subida según la inflación, «un trabajador medio que se jubilase hoy vería el poder adquisitivo de su pensión reducido en un 27 %».

Impacto

Las consecuencias individuales también se extenderán al ámbito colectivo. El estudio augura un impacto negativo sobre el PIB del 1,5 % entre 2017 y 2035. Serían 21.000 millones menos de Valor Añadido Bruto y 330.000 empleos perdidos por la menor capacidad de consumo de los pensionistas.

Una de las soluciones que propugna el estudio para compensar la caída en los ingresos está en las rentas vitalicias, un producto que asegura unos ingresos determinados desde el momento de la jubilación hasta el fallecimiento. Las citadas rentas surgirían de los activos inmobiliarios (primera y segunda residencia) y financieros que acumulan las familias.

El estudio afirma que las rentas vitalicias son «más ventajosas» que las financieras. Para percibir una renta vitalicia mensual de 600 euros a partir de los 65 años se necesitaría un ahorro acumulado de 122.000 euros, pero para obtener esos mismos 600 euros mensuales en una inversión estrictamente financiera, sería necesario ahorrar casi el doble, es decir 242.000 euros. Para 380 euros, solo se precisarían 63.400.