El fair play está garantizado con el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri. Ayer lo corroboró en el transcurso de la comida que la entidad convoca con los medios de comunicación la jornada previa a la celebración de su junta anual de accionistas. Se le preguntó si había alterado la estructura del negocio financiero de la autonomía el traslado a València y Alicante de las sedes sociales de CaixaBank y Sabadell, respectivamente, el pasado octubre. La respuesta fue que no. Acto seguido precisó que aquella fue «una buena noticia» para la Comunitat Valenciana, tanto para su imagen como para su potencial económico: «Me alegré mucho porque lo que es bueno para la Comunitat Valenciana es bueno para Bankia».

Cataluña

Menos satisfacciones le produjeron los acontecimientos que desembocaron en aquella decisión. A saber: la deriva independentista catalana y el remedo de referéndum del 1 de octubre, que provocaron una masiva fuga de depósitos de esas dos entidades a la competencia. Goirigolzarri asegura que la situación financiera se ha normalizado ya en aquella autonomía tras «una semana de impacto», pero no la política y, en este caso, abogó por que «cualquier decisión debe respetar la ley y la Constitución y cuanto antes se consiga la normalización, mejor será para todos». También pidió que este proceso «dure lo menos posible, porque la incertidumbre es mala».

El presidente de Bankia descartó que los planes de futuro de la entidad pasen por la fusión con otra entidad, incluido el BBVA donde desarrolló el grueso de su vida profesional. A Goirigolzarri le atribuyeron recientemente unas declaraciones a un medio inglés en las que daba a entender que esa operación era factible. El banquero negó que afirmara algo en esa línea y recordó que el nuevo plan estratégico para el período 2018-2020 no contempla la opción de una operación corporativa. Ahora bien, se curó en salud al añadir que «uno nunca sabe lo que va a pasar a medio o largo plazo» y que «en el mercado nunca se sabe qué puede pasar».

A Goirigolzarri se le preguntó por una especulación: que como el nuevo ministro de Economía, Román Escolano, procedía del BBVA, su nombramiento facilitaba la fusión de ambos bancos. La calificó de «leyenda urbana». Acto seguido, precisó que «nunca» ha recibido «indicaciones»políticas y que tampoco se ha reunido con ningún banquero español o extranjero para negociar una fusión.

Bankia es en un 60 % propiedad del Estado, que debe privatizarla antes del fin de 2019. El presidente de la entidad cree que los próximos movimientos serán con paquetes superiores al 7% que el FROB ha colocado en el mercado ya dos veces.