La empresa familiar es uno de los pilares básicos de la economía de la Comunidad Valenciana. Actualmente, la actividad de estas sociedades, que conforman el 91% del tejido empresarial de la región, crea cerca del 85% del empleo y genera el 76% del Valor Añadido Bruto, según datos del del Instituto de empresa familiar (Ivefa. Con estos datos, queda claro que son un valor a preservar.

Sin embargo, estas empresas se enfrentan a un problema importante: la sucesión. Los datos afirman que este proceso es complicado dentro de la propia familia. Más de un 90% de las compañías no llega a la tercera generación y solo un 2,4% alcanza la cuarta.

Ante esta situación existe la posibilidad de abrir la empresa a la entrada de capital externo, asegurando la continuidad de la actividad y diversificando parte del patrimonio familiar. Mediante la elección de un inversor adecuado, la empresa familiar no solo recibirá capital, sino también un mayor conocimiento y experiencia en la gestión.

Este proceso de apertura no supondría un final para la familia, sino el comienzo de una etapa diferente. Tras la operación, es necesario saber adaptarse y gestionar bien la nueva situación. Por ello, es importante contar con un asesor que comprenda la totalidad del patrimonio familiar y que entienda el perfil de riesgo agregado de la familia, así como sus objetivos y valores de cara a la alineación de sus activos presentes y futuros. Así se logra garantizar una buena situación en el presente y asegurar el futuro de las siguientes generaciones.

En caso de decidir seguir por este camino queda una pregunta más ¿Es el momento de las operaciones corporativas para las empresas valencianas?

El momento ideal podría no ser muy diferente del actual, de hecho, las empresas familiares tienen una gran oportunidad por delante, ya que vivimos una situación muy atípica del mercado en la que están alineados los intereses de compradores y vendedores y, por tanto, existe oferta y demanda.

¿Cuál son las razones de este singular punto del mercado? Desde el punto de vista de la demanda, es decir, de los inversores (especialmente los financieros), podemos observar la confluencia de una serie de factores que impulsan el interés en compañías valencianas. Sin ánimo de ser exhaustivos, podemos destacar:

En 2017, el PIB de la Comunitat Valenciana aumentó un 3,1% y está previsto un crecimiento del 3% en 2018 (el segundo mayor crecimiento del país tras la Comunidad de Madrid). Además, la inflación se ha mantenido moderada, el consumo crece a ritmos similares a los momentos previos a la crisis y la tasa de paro se sigue reduciendo. La industria ha salido fortalecida de los últimos años, la exposición al extranjero ayuda en la diversificación y los servicios se ven favorecidos por el incremento de turistas. De hecho, en 2017 el número de turistas extranjeros alcanzó los 9 millones y el desembolso medio por visitante se ha incrementado en más de siete puntos. Es decir, tanto el entorno macro como el microeconómico son excelentes para los negocios.

Por otro lado, el potencial del e-commerce es muy relevante en todo el territorio nacional, y también en la Comunitat, con crecimientos a tasas elevadas. Este hecho no solo aportará un crecimiento rentable a las empresas, sino que tendrá un impacto positivo de arbitraje de múltiplos de valoración, ya que estos son superiores en los negocios online.

Por último, hay que destacar que la capacidad de apalancamiento actual es muy significativa. Existe un gran volumen disponible de financiación tanto bancaria como en forma de bonos a través de mercado de capitales, o vía fondos de direct lending y a unos costes nunca vistos. Esto permite elevar el retorno del capital y, por tanto, poder ser más agresivos en las valoraciones.

Si analizamos la situación desde el otro lado, desde la oferta, también se unen factores como la inyección de liquidez por parte del Banco Central Europeo, que ha desplazado a los inversores desde activos líquidos a otros más ilíquidos como deuda privada o private equity. Este hecho ha provocado que, dada la baja rentabilidad de la renta fija y la elevada valoración de la bolsa, la empresa familiar haya captado la atención de los inversores. Existe una gran competencia y se han presionado al alza las valoraciones.

La segunda línea de actuación del Banco Central Europeo implica tipos de interés y primas de riesgo en mínimos históricos. Estas valoraciones de los activos sin riesgo automáticamente tienen un impacto al alza en la valoración de cualquier activo al reducir la tasa de descuento empleada para descontar los flujos de caja futuros. Esto explica que los múltiplos de mercado de muchas compañías se encuentren en niveles muy elevados, y por lo tanto, que los vendedores de empresas puedan beneficiarse de los mismos al valorar empresas familiares tomando las valoraciones de empresas cotizadas.

Por último, tras la crisis, en los que las empresas también han tenido que optimizar sus costes al máximo, los ingresos han comenzado a crecer por la mejora del consumo. La suma de los dos factores ofrece una magnífica foto de las empresas de cara a los inversores durante 2018 y 2019.