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Vuelta al ladrillo

Torrescamara se suma al regreso al ladrillo de los grandes constructores tras la crisis

La firma de obra pública termina 44 viviendas en Xàbia y sigue la senda retomada por empresarios valencianos de diversos sectores

Torrescamara se suma al regreso al ladrillo de los grandes constructores tras la crisis

La empresa de obra pública Torrescamara regresa al ladrillo. Desde que hace una década la compañía de Juan Cámara terminara, en 2007, una promoción en el barrio de la Malvarrosa de València, la firma no había vuelto a este sector. Superada la crisis y con el negocio de la promoción en plena recuperación, Torrescamara acaba de finalizar un edificio de apartamentos en Xàbia, un complejo con 44 viviendas, jardines, piscina, garajes y trasteros. Se trata de la primera fase de un proyecto mayor.

El regreso de este contratista público al ladrillo no sorprende. Se da en un momento en que todos los grandes nombres de hace una década vuelven al negocio promotor. En el ámbito de la obra pública, precisamente, la valenciana Pavasal se ha sumado recientemente al listado de empresas que vuelven a construir pisos. Lo ha hecho con dos promociones en Patraix.

Rover Alcisa, también contratista de obra pública, ha seguido los pasos de todos los actores del sector y una década después del estallido de la burbuja ha creado una nueva firma (Bolnouhomes) dedicada a la promoción.

Incluso Acciona, un gigante español de la gestión de infraestructuras, ha regresado hace unos meses a este negocio en varios puntos de España, entre ellos una promoción que se desarrolla en estos momentos en la avenida del Puerto de València.

Uno de los regresos más simbólicos ha sido el de Juan Armiñana, emblemas de la València del boom y que, tras el hundimiento del sector, regresa ahora en alianza con la compañía de servicios financieros Gedesco. Ha empezado, precisamente, en uno de los barrios que impulsó, Nou Campanar, tal como contaba Levante-EMV hace unos días.

También la familia Calabuig (Global Omnium, la antigua Aguas de Valencia) ha puesto en marcha una nueva firma para sacar partido de la reactivación del sector. Se trata de H&D, que surge como parte del Grupo Fomento Urbano, y ya cuenta con dos proyectos en marcha en València, según informó Valencia Plaza.

El regreso de las grúas no solo lo están protagonizando los grandes nombres del sector. La renovada rentabilidad está atrayendo a los industriales que buscan diversificar en el regreso de las empresas a los beneficios. La familia Císcar, propietaria del grupo alimentario Dacsa, ha vuelto a poner en marcha a través de su filial Rismar una actividad que abandonó en 2011. Ya tiene terminada una primera fase y prevé realizar tres más en Almàssera, donde tiene su base la compañía y aún conserva suelo que no desarrolló en el anterior ciclo expansivo de la vivienda.

Industrial y constructor, aliados

Familias como Royo (del grupo de muebles de baño) se han aliado con clásicos del sector como Andrés Ballester o Vicente Llácer (Ática) para construir viviendas en València. También la familia Benavent, fundadores de la azulejera Keraben que fue recientemente vendida a la británica Victoria, han aterrizado con sus beneficios en el sector promotor de la mano de un actor tradicional de la construcción valenciana, Avanza Urbana, de la familia Puchades.

Y los Martinavarro, que han vendido parte del negocio citrícola al fondo de capital riesgo Miura, ha entrado en el sector inmobiliario, aunque en esta ocasión para construir un hotel en México de la mano de otros inversores valencianos.

Otros apellidos ilustres de la sociedad valenciana, como los Serratosa, también están invirtiendo en el sector desde hace unos meses. Zriser, el holding industrial de Ana y Pablo Serratosa, suma a los inmuebles singulares adquiridos en los últimos años una recién estrenada actividad constructora en la Avenida de Francia y Juan Llorens.

En otro nivel, nombres como Atitlán, la sociedad de inversión de Roberto Centeno, yerno de Juan Roig, también han desembarcado con fuerza en el sector inmobiliario. Pero en este caso, a través de la compra de suelo, en zonas como el PAI de la Fórmula Uno, en el Grao.

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