La multinacional Ford se dispone este mediodía a desvelar qué planta europea -Almussafes o la alemana de Saarlouis- se adjudica la fabricación de los dos últimos coches eléctricos que la firma del óvalo va a lanzar al mercado. La empresa ha convocado a las doce un encuentro con medios informativos españoles y alemanes en el que va a comunicar un "anuncio corporativo".
Pero hay más: Ford ha convocado una reunión de trabajo en la planta de Saarlouis para hoy a las 12.15 horas donde se informará a los empleados sobre el futuro de la factoría más allá de 2025, para que a las 16.45 horas, el sindicato mayoritario de la planta, IG Metal, dé una rueda de prensa. A las 12.15 horas, en Almussafes, también ha sido convocado por la dirección local de la factoría el comité de trabajadores de la planta valenciana bajo el título "Información relevante de Ford España". Además, ahora mismo y según ha podido saber este diario, representantes europeos de UGT se encuentran en una reunión online con la dirección de la multinacional en Europa.
Posteriormente, a las 15.05 hora española, está previsto que la multinacional celebre su Global Town Hall, un acto virtual destinado a su plantilla global en el que mostrará cómo quiere llevar a cabo su proceso de transformación hacia el futuro.
A la espera de la confirmación oficial, Almussafes parece haber tomado delantera en la adjudicación. El digital "El Español" informaba esta mañana de la existencia de un informe encargado por la multinacional a una consultora independiente en el que se decantaba por la factoría valenciana. Dicho documento valora muy positivamente la flexibilidad, la productividad y los menores costes laborales que ofrece Almussafes.
Fuentes de la multinacional en España consultadas por este diario no han respondido al ser preguntadas sobre la cuestión. Por su parte, desde el sindicato mayoritario en la planta valenciana, UGT, se asegura que, en efecto, la compañía ha estado haciendo en los últimos meses un estudio, pero desconocían el resultado del mismo. Tampoco se pronunciaron sobre qué puede comunicar hoy la empresa a prensa y trabajadores.
Un dictamen fundamental
La decisión es vital. Para la ganadora, supone garantizar la supervivencia de su planta -aunque eso no impida en el futuro restructuraciones internas por el menor número de trabajadores a emplear- durante al menos una década. La perdedora, sin embargo, se enfrenta a un escenario de una más que probable desmantelación a partir de 2025.
Con ello, y pese a que en la planta valenciana se vive con la más que entendible expectación la espera hasta el dictamen final que se tome desde Detroit, el ambiente ante la decisión, según apuntaron ayer fuentes de varios sindicatos de la factoría a este diario, resulta "positivo" y "esperanzador" pese a la inquietud. "Hay bastante expectación y confianza en que el acuerdo laboral firmado en enero en Colonia dé sus frutos", aseguraban desde UGT-Ford, porque "no alcanzar un acuerdo no era una opción, nos eliminaba directamente".
En el mismo, no en vano, se pactó una flexibilidad laboral para poder mover jornadas de producción, así como incrementos lineales no consolidables en las tablas salariales de la plantilla que ascienden a 7.000 euros entre 2022 y 2025 y retornar al IPC en 2026, condiciones que se suman a un marco de mayor efectividad como el que ofrece Almussafes. "Ese temor de que no venga la carga de trabajo no existe", añaden por su parte fuentes desde STM-Intersindical en la planta, que recordaron que Ford ya amenazó en los años 70 con trasladar la fábrica "a Marruecos".
Actualmente, Almussafes -con 6.000 trabajadores, a los que se suman decenas de miles más indirectos gracias a la economía generada su alrededor- solo tiene garantizada en 2025 la fabricación del Kuga, que desde inicios de año y hasta mayo ha supuesto casi el 60 % de los vehículos que se ensamblaron en la planta. En este sentido, contar solo con un modelo muestra la obligación de la llegada de los dos nuevos vehículos eléctricos para garantizar la viabilidad de la planta.
Contraste con Alemania
La positividad que se transmite desde la planta valenciana contrasta, en paralelo, con el mayor temor que se transmite desde Alemania. Según han apuntado en las últimas horas varios medios teutones, y pese a las reuniones que en las últimas semanas han tenido representantes políticos de la región del Sarre -donde se encuentra Saarlouis- con directivos de la marca del óvalo en Europa, la tensión entre los 4.600 empleados de la factoría alemana es grande ante la preocupación de que no sea la elegida.
