Pasan quince minutos de las once y media de la mañana, horario previsto para la cita. Un matrimonio cuelga una bandera soviética —la hoz y el martillo en tonos dorados sobre un fondo rojo— en uno de los palcos del polideportivo del Cabanyal (Valencia). Una mujer mayor ondea una bandera republicana, una de tantas que pueblan el recinto. Un padre sudamericano busca sitio con su pequeña hija en los hombros, dejando pasar a un joven de estética punk que se mueve con muletas. De repente, las salvas de aplausos se suceden y Cayo Lara —candidato a la presidencia del Gobierno por Izquierda Unida— entre en plaza. El mitin central de la campaña de Esquerra Unida del País Valencià (EUPV) en Valencia ha comenzado.

Lara fue el último de los oradores de la cita. Le precedieron la actriz Iolanda Navarro —que presentó el evento—, Amadeu Sanchis (concejal de EUPV en Valencia), Joan Francesc Peris (representante de Els Verds), Adoración Guamán (candidata de EUPV al Senado), Marga Sanz (portavoz de EUPV en las Corts) y Ricardo Sixto (candidato al Congreso de EUPV por Valencia).

El candidato a la presidencia del gobierno se subió al atril cuando faltaban cinco minutos para la una del mediodía. Sus primeras palabras fueron para el Partido Popular: «Me han dicho que hay un acto ahora en la Plaza de Toros. Van a presumir de trajes, aeropuertos cerrados y presuntos inocentes cuyos delitos pueden haber prescrito... hace unos meses Rajoy le dijo a Camps que estaría a su lado, delante o detrás de él... no sabemos si lo hará cuando vaya al banquillo». Después, lanzó sus dardos hacia la ley electoral y argumentó que «la encuestas dicen que tendremos grupo parlamentario. Debemos vencerlas y luchar contra una ley tramposa, hay que luchar para cambiar el país».

Entonces llegó el momento del PSOE, que recibió gran parte de las críticas vertidas por Lara. El representante progresista no dudó a la hora de definir al partido liderado ahora por Rubalcaba como «una agrupación con siglas de izquierdas y políticas de derechas» y apeló a los desencantados con las acciones del gobierno: «somos la única alternativa con autoridad moral capaz de frenar al PP. Han llevado a cabo recortes en derechos sociales y han violado el programa de izquierdas por el que fueron votados. La gente no lo va a olvidar». A su vez, el candidato de EUPV rechazó también la teoría del «si la izquierda nos ha hundido, la derecha nos salvará. La crisis la ha causado la derecha financiera internacional. La gente ha de entender esto; debemos explicárselo en la calle».

Lara puso el colofón a un encuentro plagado de las influencias y retos que han marcado la historia y/o marcan la ideología de la agrupación: republicanismo —con referencias al presunto desvío de fondos por parte del instituto regido por Urdangarín—, lucha ante los poderosos —ilustrados ahora en el Banco Central Europeo o el Fondo Monetario Internacional, entre otros—, defensa del medio ambiente o rebelión ante el bipartidismo. Frentes que desmenuzaron los cinco oradores que tomaron parte en la cita momentos antes que Cayo Lara.

«Ningún voto en casa»

Amadeu Sanchis citó a Dolores Uribarri —«la pasionaria»— y su «no pasarán» y declaró que «el 20N ningún voto de izquierda debe quedarse en casa; hay que parar al PP y la hipocresía del PSOE».

Joan Francesc Peris que saludó a los presentes con un «bienvenidos rojos y verdes», defendió la posibilidad de vertebrar un modelo territorial diferente frente a la «actual depredación del gobierno valenciano; defendemos la barraca valenciana y no los barracones; a las víctimas del metro y no al despilfarro de la Fórmula 1...». Citó al autor Joan Fuster, «el País Valencià serà d´esquerres o no serà», defendió la figura de Miguel Hernández y entonó una estrofa de Raimon, «som molts mes dels que creuen».

Adoración Guamán pidió un ejercicio de imaginación y pensó en «un 20N en el que Rajoy dimite y Cayo es el presidente. Parece un sueño, pero no lo es. Ya lo enseñó SOL. El cielo se toma por asalto».

Marga Sanz defendió que «nuestro voto es un voto insobornable. Fuerte, que representa a la mayoría social». Por último, Ricardo Sixto reclamó una República que «permita cambiar un modelo estéril, propugnado por una cúpula de políticos liberales y conservadores; nuestra fuerza será la razón frente a las urnas en las elecciones».