Era uno de los platos fuertes del programa electoral del candidato a la presidencia de la Generalitat, Alberto Fabra, y el PPCV quiso visualizarlo con un acto de alto nivel que congregó en un hotel de Valencia a un desayuno-coloquio a autoridades políticas y empresarios y a Álvaro Nadal, jefe de la oficina económica de la Moncloa, de estrella invitada. Ante este auditorio y después de que tanto el titular de Hacienda, Juan Carlos Moragues, y el hombre de los números de Rajoy dibujaran un escenario de recuperación que, según su relato, está en riesgo si la izquierda llega al poder, Fabra puso encima de la mesa sus promesas fiscales, una rebaja de impuestos para la próxima legislatura, que cuantificó en 720 millones, a razón de 180 millones anuales.

El listado de propuestas fue amplio, aunque la más efectista fue una rebaja en la tarifa del IRPF para los valencianos que ganen menos de 35.000 euros al año, una medida que, según el presidente, beneficiará a las rentas bajas-medias, el 85% de las familias. El candidato prometió también, si sigue gobernando, suprimir el impuesto de sucesiones y donaciones para herencias inferiores a 350.000 euros y rebajar la presión fiscal en el caso de herencias entre tíos, hermanos y sobrinos; así como reducir el impuesto que grava la compra-venta de la vivienda (impuesto de transmisiones patrimoniales) cuando el inmueble se destine a la rehabilitación.

Fabra anunció también una nueva deducción por la contratación de personas para el cuidado de mayores o personas discapacitadas, así como la reducción de la tarifa del agua a las familias con más miembros. «En nuestro ADN está bajar impuestos», proclamó Fabra a modo de broche final.

En su intervención, Fabra sostuvo que la política de bajada de impuestos es posible porque se ha salido de la recesión y porque el Gobierno reformará el modelo de financiación la próxima legislatura. «Las negociaciones con el Gobierno sobre el modelo de financiación están prácticamente cerradas con el compromiso de afrontar el cambio que supondrá más ingresos y acabar con el agravio», aseguró. Y es que no hubo rastro alguno de reivindicación a Madrid respecto de la urgencia de acabar con la infrafinanciación. Ya Mariano Rajoy, en su visita a Alicante el pasado domingo, dejó claro que esta reforma se abordará la próxima legislatura «cuando haya recursos». Y Fabra, ayer, ante la plana mayor de su partido y empresarios, dio por bueno el compromiso del presidente del Gobierno. A preguntas de los asistentes, el candidato alabó la ayuda financiera del Gobierno : «Dos de cada tres euros de nuestra deuda es con el Gobierno, que nos presta al dinero al 0% de intereses», se felicitó. Fabra insistió en que el nuevo modelo tiene que basarse en las personas y no en los territorios y eso sí, sacó pecho por una gestión eficiente: «Hemos hecho los deberes y hemos quitado aquello que no era fundamental», apostilló Fabra y citó expresamente la renuncia a la Fórmula 1, un evento que podría «a algunos servir de excusa» para decirnos que no necesitábamos la reforma de la financiación. A Fabra le preguntaron también si iba a reclamar la deuda histórica, pero pasó por alto esta cuestión. El formato del acto no daba pie a ninguna repregunta.

Admite la mala financiación

En el coloquio, Nadal también se refirió al asunto de la financiación y admitió que la reforma «es la solución». Respaldó el «enfoque» de Fabra de que hay que hablar de servicios y no de territorios. «Hay que resolverlo bien para resolver los agravios», dijo Nadal, quien admitió la insuficiencia financiera en el arco Mediterrráneo. «Todos sabemos que la Comunitat, Murcia y Baleares no tienen suficiente financiación». La cuestión es cómo arreglarlo: «Si con un gobierno de izquierdas de 'a ver quién es el que más grita', o de uno que ha sabido tener un alto nivel de entendimiento como el de Fabra», añadió.