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Punto y aparte

Eso no es tuyo

Isabel Olmos

Eso no es tuyo

Siempre me ha intrigado conocer cómo se desarrolla ese proceso de autoengaño en el que el responsable de lo público (aquel de naturaleza corruptible, óbviamente) comienza a sentir que es suyo aquello que no le pertenece en absoluto. O lo que es lo mismo, como decide en un momento determinado que está legitimado para desheredar de un plumazo a los verdaderos propietarios de los recursos de todos: la ciudadania. Me encantaría que algún psicólogo, psiquiatra o alguien ducho en la intríngulis de la mente me explicara como arranca el proceso interno del saqueo. Es decir, saber si nace, crece y se reproduce como las cucarachas del anuncio, poco a poco „un dia me llevo un boli, otro un paquete de folios del despacho que en realidad no es mío, otro día un tiquet de aparcamiento de un evento familiar que paso como horas de duro compromiso con la gestión pública„ o si, seamos claros, comienza directamente a saco. Un día te levantas, te sientes un conquistador, algo hace un clic en tu mente y piensas, soberbio e invencible pilotando con firmeza tu propio engaño: 'todo esto es mio'. Y en el 'todo esto', ay, ya no hay limites ni barreras: dinero, objetos, territorio, poder y personas. Todo es mio. Todo me pertenece en mi reino distorsionado del que me siento un rey, pero apenas llego a reyezuelo, perdido en la inmensidad del trono de la honestidad que, óbviamente, es demasiado grande para mi. En verdad este proceso no es ajeno a la propia vida, en el ámbito público y en el privado o personal. Interactuamos constantemente con este patrón. Limites, territorios, qué es tuyo y que es mio. Pero en lo público hay altavoces y, además, lo que gestionas no es tuyo. Aunque tenga que repetirse mil y una veces como un mantra. Lo que gestionas no es tuyo. Lo que gestionas no es tuyo. Ayer, leía en las páginas de Levante-EMV: 'Aquí la jugada es que nosotros cogemos 20. Y a jugar'. A jugar. Y más que nunca, en ese momento, echo en falta a ese experto de la mente, del comportamiento humano, a esos profesionales que explican tan bien y tan clarito cómo y porqué mezclamos realidad y fantasía, donde empieza y donde acaba nuestra película inventada. Ese juego que no es un juego porque es real y lo que te llevaste no era tuyo.

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