La anunciada revolución naranja no era la de Ciudadanos, sino la de Compromís. La opción nacionalista que tantas veces se estrelló contra la barrera electoral del 5 % y quedó fuera de las Corts en 1983, 1991, 1995, 1999 y 2003, que necesitó reinventarse en dos ocasiones (de UPV a Bloc, y de Bloc a Compromís) hasta alcanzar la fórmula del éxito „lograr grupo propio en las Corts, un diputado en Madrid y un europarlamentario„, consiguió ayer triplicar sus escaños hasta obtener un histórico resultado de 19 diputados y alcanzar un sueño jamás imaginado: poder condicionar el gobierno de la Generalitat Valenciana y ser indispensable para formar un Consell de corte progresista. Más todavía: como gran vencedor de la noche, Compromís se ha convertido en el motor del cambio que ha finiquitado dos décadas de hegemonía conservadora. Más incluso aún: se ha situado a sólo cuatro escaños de un alicaído PSPV, de tal modo que su fortaleza electoral le otorga una posición robusta para negociar inclusive la presidencia de la Generalitat. Así lo anunció anoche su número dos, Enric Morera, desde el escenario de las celebraciones: «Ahora trabajaremos para que Mònica Oltra sea la futura presidenta de la Generalitat».

La coalición Compromís ha logrado en las elecciones autonómicas 450.000 votos, una cifra incomparable con los 176.213 electores que le dieron la confianza en los anteriores comicios autonómicos. También destrozó el registro de su actual porcentaje de sufragios al avanzar del 7,4 % a más del 18,2 %. Sus escaños (Compromís pasa de 6 a 19 diputados) serán indispensables para que el final del reinado del Partido Popular se traduzca en la elección de un presidente progresista y la conformación de un Consell de izquierdas. Ahora, todo dependerá de las negociaciones parlamentarias y de la capacidad de alcanzar un acuerdo. En cualquier caso, el papel de Compromís se antoja fundamental. Mucho más de lo imaginado.

Su candidata a la presidencia de la Generalitat, Mònica Oltra, ha conseguido capitalizar el voto del descontento popular hacia la corrupción y el bipartidismo. Por el camino, ha fagocitado a Esquerra Unida, su antigua compañera de viaje en 2007, hasta dejarla fuera de las Corts por primera vez en su historia. La exclusión de EU era un escenario temido por las fuerzas progresistas. Podía ser sinónimo de una falta de mayoría de izquierdas. Sin embargo, el tsunami naranja de Compromís ha suplido esa carencia.

Anoche, Mònica Oltra „vitoreada por los suyos al grito de «presidenta, presidenta»„ no desveló si aspira a ser presidenta de la Generalitat, si Compromís se integrará en el Consell o sólo apoyará la elección de Ximo Puig como presidente de la Generalitat. Todo queda a merced de las negociaciones que ahora comienzan. En campaña, Mònica Oltra insistió en que la fuerza más votada de la izquierda no tenía por qué ostentar la presidencia. Los 32 escaños que suman Compromís y Podemos pueden hacer temblar los 23 del PSPV.

El éxito de Compromís es incontestable. Partía impulsado por unas encuestas favorables, pero el resultado las ha mejorado en mucho. Ha superado a Podemos, ha superado a Ciudadanos y se sitúa como tercera fuerza en el fragmentado hemiciclo valenciano. El crecimiento de la formación valencianista sobresale en la provincia de Valencia, donde se produce una auténtica revolución por la que el partido de Mònica Oltra desplaza al PSPV como segundo partido más votado. En la provincia de Valencia ha captado 10 de los 40 escaños en liza con un porcentaje del 25 %. También en la provincia de Alicante, tradicionalmente una tierra hostil para la sensibilidad valencianista, los resultados han sido proporcionalmente más espectaculares: Compromís pasa de 1 a 5 escaños y de 37.000 a más de 100.000 votos. En Castelló, Compromís pasa de 1 a 4 asientos en las Corts, y del 6,6 al 14 % del voto.

En las elecciones municipales, Compromís ha experimentado un fortísimo avance. Sus votos en los ayuntamientos han dado un nuevo gran salto adelante. Sus 106.000 votos de 2007 y los 194.000 de 2011 se transformaron ayer en un total de 379.000 sufragios. De 374 concejales han pasado a 722, con el escrutinio al 99,4 %.