No está en los libros de Física, pero en toda negociación política, sea entre partidos o entre familias en el seno de una misma formación para constituir una ejecutiva, la solución tiende a encontrarse por ampliación del número de sillas. Sin ir más lejos, Ximo Puig conformó una dirección política en el último congreso del PSPV con 69 miembros. Es probable que la formación del próximo Consell de izquierdas acabe sucumbiendo a esta máxima y el número de casillas del organigrama se dispare. La intención de los socios, de entrada, es la austeridad, a tenor de lo que han predicado.

En los documentos de trabajo que maneja el PSPV están perfilando un organigrama de la Generalitat, para planteárselo a Mònica Oltra, en el que se suprimen las 16 secretarías autonómicas, lo que significaría un ahorro aproximado de 1,5 millones. Sin embargo, no descartan tener que recurrir a la figura asimilada del viceconseller „así se llama en Andalucía„ para satisfacer las exigencias de cada cual en el pacto.

Una de las medidas estrellas sería crear la Agencia Anticorrupción, cuyo responsable sería elegido por las Corts por mayoría cualificada. Podría tener entidad propia o estar adscrita a la Dirección General de Justicia. La creación de un organismo anticorrupción quieren que se convierta en uno de los iconos con los que dar visibilidad al compromiso de los partidos de izquierda con la regeneración ética y la transparencia, que tanto han pregonado en campaña y en la denuncia de los escándalos del PP. Sería el organismo encargado de realizar la llamada auditoría ética y evaluar las políticas de transparencia a la hora de divulgar contratos públicos, sueldos o declaraciones de bienes y actividades.

Educación y Cultura, la deseada

El nuevo organigrama de la Generalitat que preparan los socialistas consta de nueve conselleries, en vez de las ocho actuales. Desde la cocina del PSPV apuntan que no comporta más gasto, porque se reducirían las 48 direcciones generales actuales y las 80 subdirecciones generales. En todo caso, actualmente hay ocho. En los planes del PSPV está negociar con Compromís una Generalitat con tres conselleries que gestionarían los sectores productivos. Una de Industria y Comercio, otra de Turismo „ahora se agrupan en una sola„ y una tercera de Agricultura, Ganadería y Pesca, que en la actualidad tiene rango de Secretaría Autonómica dentro de la Conselleria de Presidencia de José Císcar. En la nueva Presidencia, se adscribe Gobernación y Justicia, incluida Administración Local, que deja de ser conselleria. Es una de las áreas que más dependerán del acuerdo. Si finalmente Mònica Oltra se convierte en vicepresidenta plenipotenciaria „al estilo del conseller en cap Carod con Maragall„ la cúpula de la Generalitat necesitará de una adaptación a medida del pacto.

Los servicios públicos dependerán de tres conselleries: Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y Educación, Cultura y Deportes. Esta última tiene, con todo, muchos puntos para separarse en dos y que Cultura tenga entidad propia. De hecho, es uno de los compromisos del PSPV en campaña, pero la organización del área educativa y cultural dependerá como ninguna otra de los acuerdos. Y son, sin duda, las piezas más codiciadas.