El bipartidismo está finiquitado. Lo avanzó el terremoto electoral de mayo pasado, cuando en las autonómicas la suma de PP y PSPV se quedó en el 47,9% de los votos. Lo confirman ahora las encuestas ante las generales del 20D. Habrá que ver hasta dónde llega la caída, que parte del 80,9% que los grandes partidos cosecharon en 2011.
La aparición de Ciudadanos y Podemos (Compromís, en clave valenciana) no es el único factor de polarización entre partidos viejos y partidos nuevos. A esa ruptura se solapa otra, la generacional. El paro, la precariedad y el discurso regenerador han echado en manos de los emergentes a unos jóvenes que se han convertido en los grandes olvidados de la crisis. La inversión se ha centrado en proteger las pensiones y mantener los servicios sanitarios, lo propio de las políticas públicas en sociedades envejecidas que reduce la capacidad de influencia de los jóvenes.
Estos, sin embargo, comenzaron a organizarse como lobby electoral hace cuatro años, con el 15 M. Y el microdato de la encuesta del CIS confirma científicamente la obviedad: son los jóvenes los que han roto el tablero. Los menores de 35 años han abandonado mayoritariamente a los dos grandes partidos. Principalmente al PP, pero también a los socialistas, que forjaron sus dos últimas victorias con Zapatero, la del «No nos falles» de 2004 y la reválida de 2008, en el apoyo juvenil y el de las mujeres.
Una lectura en clave valenciana de los datos del CIS, señala a la coalición Compromís-Podemos-És el Moment como la opción mayoritaria del nuevo electorado. Entre los 18 y 24 años, la alianza de Mònica Oltra y Pablo Iglesias suma el 2% de todos los votos de España, un dato que desde Valencia se extrapola hasta el 20%.
La suma de los dos socios rompe una tendencia estatal en la que Ciudadanos ha adelantado a Iglesias incluso entre los más jóvenes. El partido de Rivera acapara 14,2% del apoyo (Podemos, el 10,2 % en el conjunto estatal) de 18 a 24 años.
Es en las edades más tempranas donde los tradicionales, especialmente el PP, tienen problemas para captar el voto. Ha hecho gestos, como poner en la primera línea comunicativa a Pablo Casado o Andrea Levy, pero sus esfuerzos de campaña van hacia el voto rural y pensionista, apelando a la experiencia. El partido de Rajoy apenas pasa del 9% entre los menores de 34.
Por contra, PP y PSOE tiene su base más sólida en las franjas más mayores, menos dadas a cambiar. Rajoy se llevara casi el 30% del voto de los jubilados. Pedro Sánchez, casi el 19%. Y es también ahí donde los nuevos tienen más problemas para ganarse la confianza. La suma de Compromís y Podemos podría alcanzar un 7%. Y Ciudadanos no llega al 5%, rompiendo un comportamiento estable en casi todas las franjas de edad.
La ruptura generacional se observa incluso en lo más evidente: el cartel electoral. El PP no solo tiene el candidato más veterano a la Moncloa, sino también en cada una de las circunscripciones, con una media de 51 años. Frente a eso, ni Iglesias, ni Rivera ni Garzón pasan de los 40, edad que supera por poco Pedro Sánchez.