Descartadas «kafkiano» y «kantiano» para no ponerse estupendos, ¿acaso a usted se le ocurre otra palabra mejor con «k»? A mí me lo enseñaron de carrerilla: «Mario Alberto, ´Marito´, matador: no diga gol, diga Kempes». Eso es lo más importante hoy para un partido político: tener un matador. El nuevo matador «taronja» es Albert Rivera. ¿Quiénes hay detrás de él? No importa, siempre que el matador traiga al equipo Copa, Recopa, Supercopa y Mundial. «A mí Rivera me gusta», dice uno. «A mí también», responde otro. Gustar: un profundo concepto político-filosófico que mueve montañas electorales en la era del I+D+i (Irreflexivos + Desinformados + indecisos). El liderazgo ha dejado paso al hiperliderazgo vertical modelo führer-caudillista. Algo muy moderno. Si a mí Rivera me gusta, voto a su candidato-títere allá donde se presente. Sinécdoque perfecta: Ciudadanos es la parte por el todo. «Además „dice otro„, Rivera habla muy bien». Hablar: ese arte charlista al parecer necesario para gestionar un presupuesto, eliminar la pobreza o gestionar un macroatentado. Se alquila Moncloa: absténganse tartamudos. Dicen las encuestas „¿eoeo, quién anda en la cocina?„ que Ciudadanos está muy fuerte. Y si lo dicen las encuestas, yo lo repito. «Ciudadanos va muy fuerte». Rivera: el Kempes de la nueva política. ¿Simplista? Si prefieren lo estupendo, de Kafka saca la metamorfosis de la derecha. Y de Kant evoca una máxima: «Todo nuestro conocimiento arranca del sentido, pasa al entendimiento y termina en la razón». Y la política, o sea el fútbol, ya es únicamente sensorial. No diga Ciudadanos, diga Rivera.