­El cara a cara entre el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el candidato del PSOE, Pedro Sánchez, generó un terremoto político, con epicentro en Madrid. El debate de los candidatos valencianos en el especial Raonem organizado por Levante-EMV y Levante TV y emitido anoche fue una réplica con intensidad triplicada. Quizás porque eran seis los intervinientes, la contienda se desarrolló con un formato abierto y nada encorsetado y ha empezado ya la recta final de la campaña con el resultado electoral más incierto de la democracia.

Elena Bastidas (PP), Ana Botella (PSPV-PSOE), Àngela Ballester (Compromís-Podemos), Toni Cantó (Ciudadanos), Ricardo Sixto (Esquerra Unida-Unitat Popular) y Yuri Aguilar (UPyD) disputaron un «todos contra todos» de alta tensión y refriegas personales a cuenta de la corrupción, la financiación, los derechos sociales y de la mujer o la sanidad. Participaron los cabezas de lista, salvo Ciudadanos y Compromís-Podemos, que optaron por sus números dos. En el caso de la coalición, la primera del partido de Pablo Iglesias en la lista por Valencia.

Moderados por los periodistas Julia Ruiz y Gustavo Clemente, el fuego se desató tras la primera ronda de intervenciones, en la que Bastidas dibujó un panorama «razonablemente mejor que en 2011», cuando el país estaba en la «quiebra económica».

Escándalos de corrupción. Y ahí llegó la bronca con la corrupción, servida por Yuri Aguilar. Disparó a Botella, a la que recordó los ERE andaluces; a Bastidas le reprochó el «rescate» de la banca y los 22.000 millones de la Bankia de los escándalos. Botella sentenció, en respuesta a Cantó, que el PSOE es el «único partido que ha combatido la corrupción en los tribunales gastándose el dinero» y acusó al PP de «falta de moralidad». Ricardo Sixto,hizo lo propio al recordar al PP su «financiación ilegal» y que su tesorero Luis Bárcenas «estuvo en prisión».

Bastidas (PP) reprochó al de EU que no se puede acusar al partido por «conductas de personas indeseables del PP, que han sido expulsados».

Esta plaga «preocupa a todos y hay motivos», comentó la popular, que hizo autocrítica en este asunto. En su última intervención, mirando a cámara, se dirigió a los que están «indignados con algunas actitudes indecentes que nos avergüenzan a nosotros más que a nadie». Eso sí, a preguntas de la periodista Julia Ruiz, defendió que entiende que el PP ya ha penado en las urnas por sus escándalos («nos ha pasado factura en votos») pero que no puede ser «una pena permanentemente revisable». En la misma línea que los socialistas, Aguilar proclamó que UPyD es el que más ha trabajado por la regeneración democrática. «Nos hemos gastado 265.000 euros en pleitos. Los corruptos con nosotros lo pasan peor», añadió. «Podemos y Compromís hemos sido capaces de echar a ese PP de la corrupción y el 20D no jugamos que no vuelvan los escándalos», sentenció Ballester.

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Diagnóstico en blanco y negro. En pocos asuntos se registró una mayoría más cualificada que al dibujar un balance negativo de la etapa Rajoy. «Para los trabajadores y para los valencianos ha ido peor que para las empresas del IBEX 35, que han ganado 30.000 millones más», dijo Sixto. Cantó (C´S) lamentó el «empleo precario» y los escolares en barracones «y sin estudiar inglés» y Ballester invocó la encuesta del CIS para denunciar que el Gobierno ha «empobrecido a la gente y ha dejado a muchos en la cuneta». «Si medio millón de valencianos está en el paro es que el país no funciona», anotó. Para Botella, se ha conjurado una «tormenta perfecta», con Rajoy en la Moncloa y Camps-Fabra en el Palau, que se saldó con una «legislatura de desigualdad, sufrimiento y recortes en becas o pensiones».

La culpa de la financiación. Cantó replicó a la socialista que la «perfecta» fue la coincidencia entre Zapatero y Camps, dado que ambos, dice, avalaron un sistema de financiación que discrimina a los valencianos «votando a favor de los privilegios de otras comunidades». «Con Zapatero se invirtieron 2.000 millones de media al año, para el AVE, la ampliación del Puerto, el aeropuerto..», se revolvió contra la del PSOE contra Cantó, situado a su izquierda en el plató. Ambos protagonizaron diversas refriegas. La representante del PP lamentó la falta de recursos de la Generalitat y el de EU le recordó que el PP «con mayoría absoluta» en Congreso y en las Corts «podía haberlo resuelto».

A la pregunta de los moderadores de si estarían por pedir a Madrid una quita de la deuda, Botella, en línea con Ximo Puig, apostó por «renegociarla» porque, comentó, «ni nosotros ni nuestros hijos la pueden pagar». Bastidas abogó por «reestructurarla». Ciudadanos añadió a la lista de culpables, además de al bipartidismo, a «Compromís y Podemos» que se dedican a «imitar a Artur Más, ir contra Madrid».

La decisión del Consell de llevar al Gobierno a los tribunales es, para el PP, «desleal». «La deslealtad no se da entre gobiernos, sino con las personas», argumentó rauda Ballester. «Pues la lideresa de su partido, Mònica Oltra, dice que es desleal», contraatacó Bastidas. «No es la lideresa de mi partido», aclaró a continuación la de Podemos. Hubo mandobles para todos. Entonces, «señor Cantó, ¿qué ha hecho usted para mejorar la financiación valenciana?», volvió a escena Botella. «Votar para eliminar privilegios fiscales a otras comunidades y ustedes votaron en contra», insistió el otro.

Tarjeta sanitaria, ¿para todos?. «Hay una perversión del lenguaje, que es decir que el PP privatiza, el modelo Alzira es red pública», reprochó la candidata popular al quinteto de interlocutores. Desde Compromís-Podemos, Ballester había defendido la universalidad de la sanidad pública. «Cuando se deja a una parte de la población sin tarjeta» se agrava la salud de todos, dijo.

El de C´s se manifestó contra el copago y por la tarjeta sanitaria universal «para cualquiera que esté en España». «Pues no es lo que dice Rivera», le espetó Botella. «¿También quiere interpretar nuestro programa?», retrucó Cantó en otro choque más. La del PSOE acusó al PP de quitar la tarjeta a inmigrantes y españoles en el extranjero, entre ellos 400.000 estudiantes, «que muchos vendrán por Navidad y no tendrán atención sanitaria». En éstas llegó Sixto en tono conciliador. «El PSOE entreabrió la puerta para que la Sanidad fuera un negocio y el PP le dio una patada a la puerta y convirtió a los enfermos en clientes», asestó.

Sin AP7 y EU contra la coalición. En cuestión de infraestructuras, se registró una cierta tregua en cuanto a la tensión acumulada. En general. Los presentadores proyectaban en pantalla puntos programáticos de las seis opciones sin logo para que cada candidato la reconociera. La socialista no identificó su propuesta contra las puertas giratorias.

La de infraestructuras correspondía a Compromís-Podemos. En esencia, gestionar las grandes obras en marcha y «revisar» las pendientes de ejecutar en función del equilibrio entre «necesidad e inversión». «Entonces, ¿queréis seguir con la gestión iniciada por PP y PSOE? Lo que hay que hacer es cuestionar muchas de las inversiones», se lanzó Sixto contra la de Compromís-Podemos. Todos apostaron por el corredor mediterráneo, punto en el que Bastidas aprovechó para asestar un golpe a los socialistas: «El PSOE nos dejó un power point y ni un euro de inversión». Botella había reivindicado que su partido fue el primero que abogó por esta infraestructura «clave». La gratuidad de la AP7 se liberó del debate. Ni rastro.

«Ese recorte ha costado vidas de mujeres». El bloque temático dedicado a derechos sociales y violencia machista concitó acuerdo y, a la vez, dio pie a una de las acusaciones más duras. Hubo consenso sobre el necesario pacto de Estado contra esta lacra. Botella denunció que el PP ha «desinvertido un 26% en la lucha contra la violencia de género». «Esta decisión de recortar ha costado vidas humanas», sentenció, después de que Bastidas la había acusado de «politizar un tema en el que todos estamos de acuerdo». En el área social, Botella hizo autocrítica. «Nuestra seña es la justicia social e igualdad; si haces cosas traes heridas de guerra, te equivocas y aprendes», apuntó.

C´s no pacta y PP alerta contra el «tripartito de perdedores». El aspirante de Ciudadanos subrayó que su partido «no va a pactar con ninguno; que gobierne el que gane». Bastidas coincide en que ha de gobernar «la lista más votada, que será el PP», pero alertó contra el «tripartito de perdedores». «El PSOE ha pactado con los nacionalistas en la Generalitat y Ciudadanos con el PSOE en Gandia», apuntó el de Ciudadanos.

En su alocución final mirando a cámara, Sixto pidió el voto para defender a «la clase trabajadora» y Cantó pidió el apoyo a quienes votaban «tapándose la nariz». «Tenemos al líder mejor valorado», dijo. Ballester invitó a sumarse a «apuntalar el cambio» iniciado el 24 de mayo y Botella dijo que el PSOE tiene «capacidad de gobierno». Bastidas llamó a los que están «dudando» a optar por «la estabilidad y tranquilidad» que, dijo, da el PP. Y Yuri Aguilar puso un ácido colofón a tono con el debate: «Nos presentamos sin trampa ni Cantó». Fue su regalo de Navidad al actor y excompañero de filas en UPyD.