Este domingo los valencianos y valencianas hemos de dar respuesta a cuatro grandes desafíos: la lucha contra la desigualdad, la mejora de la convivencia entre generaciones y entre territorios, devolver a todos la confianza en las instituciones y ofrecer oportunidades a los ciudadanos. Para afrontar esos retos, solo dos líderes van a contar con posibilidades reales de asumir la presidencia del Gobierno: el socialista Pedro Sánchez o el candidato del PP, Mariano Rajoy.

Nuestro país necesita un presidente del Gobierno que ofrezca decencia, empleos estables, un nuevo Estado del Bienestar y un marco territorial en el que quepamos todos. Y eso solo lo puede garantizar Pedro Sánchez y no un candidato sin ideas ni proyectos como Rajoy, al que la mayoría de ciudadanos ya ha amortizado porque solo puede aportar la continuidad de un modelo injusto e ineficaz que produce desigualdad social, como se ha demostrado los últimos cuatro años.

En estas elecciones no solo está en juego un cambio de gobierno, sino un modelo de país que se debate entre la inercia, la resignación y el miedo, el que representa Rajoy, o la esperanza en una recuperación económica justa, que es la que propugna Pedro Sánchez. Tras los comicios, habrá mucho que reformar y Pedro Sánchez lo hará con más diálogo, más negociación y buscando acuerdos, y no con las imposiciones unilaterales con las que prepotentemente ha actuado Rajoy con su mayoría absoluta parlamentaria. Con Pedro Sánchez al frente, el gobierno del PSOE pondrá en marcha un proyecto de regeneración y modernización como ya se está haciendo en los ayuntamientos y gobiernos autonómicos en los que se apartó al PP tras las elecciones de mayo pasado.

Los ciudadanos tendrán que decidir el 20-D a quién quieren como presidente. A un candidato limpio que dirige un partido limpio, como son Pedro Sánchez y el PSOE, o a Rajoy, el líder del partido donde fermentó la Gürtel y la Púnica, de las mentiras, los incumplimientos y los recortes. Y de eso, por desgracia, hemos sufrido mucho los valencianos.