El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y la vicepresidenta y líder de Compromís, Mónica Oltra, han intentado que la campaña no afectara al Pacto del Botànic y que el bipartito no se resquebrajara. Salvo un incendiario tuit del líder del Bloc, Enric Morera, cargando contra los socialistas, el objetivo se ha cumplido. Ahora bien, los frentes abiertos se multiplicarán a partir de mañana. El resultado de hoy y las alianzas que necesariamente tendrán que empezar a discutirse en Madrid (nadie tendrá la mayoría absoluta) condicionarán sin duda la política valenciana. Corren tiempos de zozobra para todas las fuerzas: el PP de Isabel Bonig se enfrenta a un congreso regional en el que la lideresa deberá revalidar ante la militancia el cargo que Génova le otorgó «a dedo». Las generales son su primera prueba de fuego como referente.

Puig también se la juega hoy,sobre todo si la coalición Compromís-Podemos logra su objetivo de superar en votos a los socialistas. Nadie habla de ello oficialmente, pero en los mentideros, la idea de que Podemos exigirá su entrada en el Consell está extendida. Se acaba el 20D y se abre un periodo de negociaciones, una probable revisión del Pacto del Botànic a cuenta del nuevo reparto de conselleries. Ahora bien, tras las elecciones, la crisis de Compromís se activará de nuevo. El pacto con Podemos forzado por un sector liderado por Mónica Oltra puede resultar exitoso en resultados, pero tendrá un coste en heridas internas. El Bloc afronta también un periodo de convulsiones internas a cuenta de su congreso.

También es época de cambios en Ciudadanos. Su papel y su estrategia está condicionada a lo que ocurra en Madrid, pero el partido naranja se enfrenta en la Comunitat Valenciana a un cambio de liderazgo. Carolina Punset anunciará esta semana su decisión: el cuerpo le pide quedarse, pero parte de su partido la quiere en el Parlamento Europeo.