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La prueba de fuego

El partido se juega en la C. Valenciana

El sentido del voto de los valencianos será decisivo para el asalto a la Moncloa - Las urnas ponen a prueba hoy la fortaleza de los partidos

El partido se juega en la C. Valenciana

Invisibles en Madrid, infrafinanciada históricamente y ninguneados en el reparto de la tarta inversora del Estado, pero oscuro objeto de deseo de todos los partidos que concurren hoy a la cita con las urnas. No hay que llevarse a engaño. El inusitado interés que la Comunitat Valenciana ha despertado estas elecciones en los líderes nacionales tiene truco. No es el mar, ni los naranjos, ni el agradable clima que ha acompañado estos días de campaña electoral lo que ha traído en varias ocasiones a Valencia y Alicante a Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias.

Abonar tierras valencianas con promesas electorales puede tener como recompensa las llaves que abren las puertas de la Moncloa. Y es que gran parte del partido de las generales se juega en esta ocasión en la Comunitat Valenciana. Para empezar por una cuestión de aritmética. Los valencianos aportan al Congreso de los Diputados 32 escaños tras perder uno respecto a 2011: 15 por Valencia, 5 por Castellón y 12 por Alicante. Y en segundo lugar por una cuestión de estrategia. En los últimos veinte años el mapa de la Comunitat se iba pintando de azul, al tiempo que el rojo se desteñía. Esta ha sido la tendencia en las dos últimas décadas. El PP tocó techo en las generales de 2011 al aportar 20 diputados valencianos al Congreso. Fueron 1.390.000 votos, el 53,9 % del total, un resultado que fortaleció en un primer momento al presidente por sorpresa Alberto Fabra. Para el PSPV, fue una debacle: 697.000 votos, con el registro más bajo de todos los tiempos: el 26 %. Compromís, por su parte, logró situar un diputado en Madrid, todo un éxito para la coalición nacionalista y de izquierdas teniendo en cuenta que el comportamiento electoral varía mucho en función de si lo que se decide es el Gobierno de la Generalitat o de la Nación.

Han pasado cuatro años desde que las urnas dibujaron este escenario, pero parecen siglos a tenor de lo ocurrido en los comicios europeos y, sobre todo, en los autonómicos de mayo de este año. Por lo pronto, la mayoría de izquierdas ha permitido un cambio en la presidencia de la Generalitat y la irrupción en las Corts Valencianes de dos partidos de nuevo cuño: Ciudadanos y Podemos.

Los distintos sondeos publicados estos días por diferentes medios de comunicación certifican que lo ocurrido en las autonómicas no responde al sueño de una noche de primavera: se acabó el bipartidismo y Ciudadanos y Podemos han llegado para quedarse al menos en los próximos cuatro años. Y los resultados de los sondeos justifican una campaña con el foco puesto en la Comunitat Valenciana.

Para el PP la plaza es clave. El punto de partida es la asunción de que 2011 no puede ser la referencia. Sólo es posible fijarse en las autonómicas de 2015, donde los populares obtuvieron un 26,98 %. El PPCV se han puesto públicamente como objetivo superar los 658. 000 votos logrados en mayo. Desde entonces, los sondeos ratifican que el PP será la fuerza más votada en la Comunitat Valencia, aunque perdería la mitad de los escaños. El porcentaje de voto estaría en torno al 28 % y la asignación de escaños, según el CIS, entre 10 y 12. La encuesta de Invest Group para Levante-EMV ya adelantó el pasado octubre estos datos, coincidiendo en el pronóstico y vaticinando entre 10 y 11 escaños.

La necesidad de parar la fuga de votos a Ciudadanos en una Comunitat donde el PP tocó el cielo hace cuatro años, está detrás de la decisión de Génova de volcarse en un terreno que Rajoy ha evitado toda la legislatura tratando de eludir las minas de Gürtel, Brugal, Blasco, Imelsa, etc. En un mes, el presidente del Gobierno, sus ministros y las primeras espadas de Génova han cogido el AVE a Valencia y Alicante más veces que en los últimos cuatro años. Rajoy en Valencia la campaña del PP tras haber elegido el «cap i casal» para presentar el programa electoral y pasearse en tres ocasiones por Alicante.

El interés de los presidenciables por la Comunitat Valenciana ha propiciado que se hayan cruzado las agendas y que los candidatos hayan coincidido. Rajoy con Rivera; Rajoy con Sánchez; Pablo Iglesias con Rajoy. Una sobredosis de promesas electorales con la financiación autonómica como plato estrella. Todos admiten la infrafinanciación; todos se comprometen a mejorarla.

Pero si Rajoy es consciente de que para atar su mayoría necesita del granero de votos valencianos, el rival que juega en su terreno, Albert Rivera, también lo sabe. Ciudadanos logró un éxito rotundo en las autonómicas: un 12 % de los votos y 13 diputados en las Corts. Todos los sondeos publicados vaticinan que la organización podría dar la campanada en la Comunitat Valenciana, si bien hay disparidad en los estudios en torno al porcentaje de voto, al moverse en un intervalo que va del 18% al 25,4 %. El CIS asignan C´s siete escaños empatado con el PSPV y PP, aunque la encuesta de Invest rebaja las expectativas de Ciudadanos a la tercera fuerza. De hecho, a C´s parece haberle sobrado campaña y en los últimos sondeos parece perder fuelle.

En el bando de la izquierda, los motivos no faltan para volcarse en la Comunitat Valenciana. Con Cataluña dada por perdida, Pedro Sánchez necesita, al igual que el PP, arañar votos en en aquellas comunidades con mayor demografía. Andalucía le aportará prácticamente un tercio de los votos, pero tanto Madrid como Valencia son básicas para consolidar al menos la segunda posición.

Los vaticinios no son buenos, ya que a los socialistas le disputan la segunda posición Ciudadanos y la lista conjunta Compromís-Podemos. De ahí que Sánchez ha venido en dos ocasiones a Valencia y Alicante.

Además, veinte años después, al Consell ha vuelto un presidente socialista. Apuntalar la estabilidad de este gobierno autonómico es también para quien dirija Ferraz pensando ya en futuros asaltos electorales.

El quebradero de cabeza mayor para el PSOE es la alianza Compromís-Podemos. Una de las claves de las generales es si esta lista arrebatará al PSPV la segunda posición. Las encuestas muestran que esa posibilidad podría hacerse real. El CIS asigna siete diputados a Compromís-Podemos y sobre todo refleja la rentabilidad del pacto, sobre todo para el partido liderado por Pablo Iglesias.

A nivel nacional, el CIS da a Podemos entre 23 y 25 diputados, que provienen, prácticamente en su totalidad, de las tres coaliciones que ha sellado Podemos en España: Cataluña, Galicia y Comunitat Valenciana. Iglesias cerró campaña la noche del viernes en Valencia, un acto multitudinario. Hoy, a partir de las 20 horas, se verá si, como auguran las encuestas, los valencianos le dan siete diputados para el Congreso.

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