La debacle del PP en las autonómicas de mayo supuso la pérdida de poder en varias comunidades, entre ellas la valenciana, y la apertura de un debate sobre el futuro de los barones territoriales. El líder nacional Mariano Rajoy frenó los cambios en algunos territorios, aunque en otros las crisis internas se saldaron con el nombramiento de nuevos líderes. Es el caso de Isabel Bonig en la C. Valenciana o de Miquel Vidal en Baleares. Las generales del domingo era la primera prueba de fuego para ellos y una reválida para quienes, tras el 24M, aún siguen al frente del partido. Y los electores, según el análisis comparativo, han valorado más la veteranía que la renovación.

Bonig ha cosechado 178.443 papeletas más que su antecesor Alberto Fabra en las autonómicas y consigue el 31,3% de los votos, 2,6 puntos más que la media (28,7).

Ahora bien, en la comparación con otros referentes territoriales no sale tan bien parada. De hecho, la lideresa se queda por debajo del porcentaje de voto logrado por pesos pesados como Juan Antonio Monago (34,8 %); Alberto Núñez Feijóo (37,1 %); Esperanza Aguirre (33,5 %); Dolores de Cospedal (38,2 %); José Vicente Herrera (39,2 %) o Ramón Luis Valcárcel (40,4 %).

Bonig empata en porcentaje de voto con la responsable del PP de Aragón, Maria Fernanda Rudi, y discuten el décimo puesto en el ranking de las organizaciones territoriales. Ambas superan al nuevo líde de Andalucía, Juan Manuel Moreno, que se queda en un 29,1 % si bien es quien más aporta a Rajoy (1.292.652 votos).

La comparativa podría suponer un obstáculo para Bonig y armar de razones a quienes en el PPCV discuten en privado su liderazgo. La lideresa fue designada por el dedazo de Rajoy, pero contando con los barones provinciales, quienes, al menos de momento, hacen piña con ella. Los resuultados han consolidado la alianza. De ahí que incluso sin Rajoy, es difícil que a Bonig le salgan competidores de cara al congreso regional.