«Tengo la impresión de que la pelea por la Generalitat será cosa de mujeres». Con este comentario con carga de profundidad arrancó ayer la presidenta del PPCV, Isabel Bonig, un desayuno informativo convocado para hacer balance sobre el primer año de Gobierno de Ximo Puig al frente de la Generalitat. Una intervención para «desenmascar» el pacto del Botànic pero que Bonig centró en atacar a la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, quien, según vaticinó, será su principal contrincante a disputar la Generalitat en 2019. Las alusiones a los próximos comicios autonómicos no son inocentes. Bonig se reafirma así como aspirante oficial a dirigir elpartido (aún pendiente de un congreso y de primarias) y, de paso, trata de invisibilizar a Puig, cuya figura está solapada por la mediática Mónica Oltra.

Con esta premisa como punto de partida, Bonig, que se hizo acompañar de toda su ejecutiva, se empleó a fondo en 'desmontar' un año de gobierno que resumió en un cartel y un eslogan: «cero iniciativas y cero resultados». «A la vista de los titulares de prensa que provoca la no gestión del Consell no habría que hablar de 'gobierno a la venezolana' en lugar de 'a la valenciana'», añadió.

Dicho esto comenzó su ácido repaso. Su ataque empezó por donde más le duele al Ejecutivo. Exigió a Oltra que explique «qué recortes van a hacer para cumplir con las condiciones para recibir el FLA» y anunció que ha pedido la comparecencia del presidente o de la propia vicepresidenta para que «informe a los valencianos del plan de ajuste» porque nadie lo ha hecho. «Oltra dice que somos los últimos en recibir esos fondos porque han estado negociando hasta el último minuto, pero es mentira. Lo que pasa es que el resto de comunidades han hecho los deberes y el Consell no, y eso va a retrasar que los proveedores, las residencias cobren», añadió.

«La emergencia social esgrimida por Oltra ya no existe y ya no hablan de rescatar personas, salvo a políticos amigos y familiares». Así, puso como ejemplo la subida de un uno por ciento de sueldo de los altos cargos y el personal eventual.

Calificó de «engaño» el presupuesto de 2016, que es «un uno por cien menos social que el último de un Consell del PP» y que traerá enormes problemas con una línea de ingresos de 1.325 millones de euros inexistentes pero que sí están comprometidos como gasto». En su repaso, no olvidó la política educativa que calificó de «estrictamente ideológica» y que «en un año ya tienen a la gente en la calle». Tampoco consideró un incumplimiento el compromiso de transparencia y señaló: «Son opacos y no transparentes».