El presidente de la Generalitat colgó ayer su traje de jefe del Consell por unas horas y se calzó los zapatos de periodista. Ximo Puig «moderó» una pequeña tertulia organizada alrededor de la presentación del último libro de Manuel Milián Mestre, Los puentes rotos, una publicación autobiográfica acerca de la relación entre Cataluña y España.

En la mesa se encontraban tres «ciudadanos de frontera». Tanto Ángel Ortí, catedrático de Economía de la Universitat de València y encargado de presentar el libro, como Milián y Puig, proceden de la comarca castellonense dels Ports: los dos primeros de Forcall y el president, de Morella. Esta cualidad fronteriza fue resaltada por Milián, quien destacó que desde «el epicentro» se ven las cosas de otra manera. «Puig es un hombre que tiene la sensibilidad de la gente del norte», añadió.

Milián, quien fue uno de los fundadores del Partido Popular, respondió a las preguntas que le iba lanzando el jefe del Consell, que hizo referencia a «la dificultad de gobernanza» de Cataluña, «donde no hay presupuestos. Aquí, que todos decían que iba a ser un desbarajuste de gobierno tripartito, fuimos de las primeras comunidades que logramos sacar adelante los presupuestos», apostilló. «Manuel, ¿cuál es el minuto y resultado de la relación de Cataluña con España?», cuestionó el presidente.

«España no es una, ni grande, ni era libre durante el franquismo. Y eso es algo que hay que reconocer. La supremacía y el revisionismo castellanista ha dificultado el encaje de Cataluña en España», respondió el político, ahora ya retirado de la vida pública aunque, como él mismo reveló ayer, lleva «cuatro meses trabajando en la sombra» para que haya entendimiento.

«Era ridículo que, teniendo tantas cosas en común, haya pasado tanto tiempo sin comunicación con Cataluña», señaló Ximo Puig en referencia a las relaciones institucionales recientemente retomadas entre la C. Valenciana y los vecinos del norte.

«Desde allá tampoco ha habido interés», reconoció Puig. «¿Cómo ves este diálogo?», preguntó a Milián, quien elogió el talante conciliador de Puig y resaltó la necesidad de que Cataluña y Valencia se unan para reivindicar demandas conjuntas como el Corredor Mediterráneo.